A tres años del comienzo de su construcción, la refinería Olmeca en Paraíso, Tabasco, finalmente cuenta con sistemas de drenaje y cárcamos que ayudan a mitigar el riesgo de inundaciones, un problema advertido desde el inicio del proyecto.
Según los documentos de Pemex Transformación Industrial (PTI) del proyecto ya advertía que la refinería estaría en una zona de “riesgo alto por inundación”, algo que se confirmó con las primeras tormentas.
A pesar de estos hechos, los contratos para el drenaje, así como los cárcamos se concretaron más de 20 meses después de que comenzara la construcción de la refinería, pues fue hasta mayo y octubre de 2022, respectivamente, que se resolvió construir cárcamos de agua pluvial.
De acuerdo con el coordinador de Energía del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Óscar Ocampo, expresó que la elección de Paraíso, Tabasco, como sede de la refinería fue una decisión apresurada y sin una buena planeación.
“Desde el inicio se sabía que Paraíso es un municipio con alto riesgo de inundación. No era la mejor idea construir una refinería ahí”, advirtió.
Asimismo, arremetió contra la ejecución del proyecto:
“Estamos hablando del método de ‘me canso ganso’. Desde 2018, el presidente López Obrador expresó que se tenía que hacer Dos Bocas y que la iba a inaugurar antes de que terminara el sexenio. Con esos tiempos, no había forma de diseñar y desarrollar bien la obra antes de siquiera poner la primera piedra”.
Con un costo multimillonario, a la par de múltiples retrasos, la refinería Olmeca continúa en la mira por sus fallas de planificación, además de su infraestructura y operatividad, mientras se espera que alcance su producción máxima hasta 2026.
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