Durante los últimos años, el trabajo de la Secretaría de Salud se ha enfocado principalmente en la atención de enfermedades, dejando de lado dos aspectos fundamentales: la prevención y el diagnóstico oportuno.
Veracruz enfrenta una crisis sanitaria seria. La entidad ocupa los primeros lugares en padecimientos como obesidad, síndrome metabólico, hipertensión y diabetes, enfermedades que no solo deterioran la calidad de vida de miles de veracruzanos, sino que también representan un alto costo para el sistema de salud y elevan significativamente las tasas de mortalidad.
A esto se suman preocupantes estadísticas en enfermedades como el VIH, diversos tipos de cáncer y afecciones cardíacas. Patologías como la obesidad, la hipertensión y la isquemia están estrechamente relacionadas y se han convertido en una amenaza constante para la población veracruzana.
Durante décadas, la falta de una estrategia eficiente de diagnóstico llevó a que los pacientes llegaran a los servicios de salud con síntomas ya avanzados, reduciendo drásticamente sus posibilidades de sobrevivir.
En años recientes se han registrado avances en este aspecto, aunque aún son insuficientes: las cifras oficiales continúan mostrando alarmantes tasas de mortalidad por enfermedades que, en muchos casos, podrían prevenirse con una dieta adecuada o una detección temprana.
Cualquier profesional de la salud reconoce que, en la última década, las instituciones responsables de la salud pública en Veracruz han fallado. La Secretaría de Salud ha sido señalada por irregularidades administrativas y actos de corrupción, ampliamente documentados por diversos medios. En contraste, los avances en atención y prevención han sido escasos o nulos.
Lo más preocupante es que, en los dos gobiernos estatales anteriores, prácticamente no se destinaron recursos suficientes para prevenir enfermedades o para fortalecer la detección oportuna.
Hoy, sin embargo, parece soplar un viento de cambio: en la dependencia todo apunta que se intensificarán las campañas de prevención y detección temprana, a efecto de disminuir la incidencia de enfermedades prevenibles.
El doctor Valentín Herrera, cirujano cardiovascular con una destacada trayectoria profesional, dio sus primeros pasos en tres municipios veracruzanos, Misantla, Atzalan y Altotonga. Fue formado en la UNAM; cuenta con más de 17,000 cirugías de corazón; y ha desarrollado técnicas innovadoras para reducir los tiempos quirúrgicos, lo que habla de su capacidad técnica y visión de mejora continua. Además, tiene Maestría en Administración de Hospitales, y todo ello obliga al personal que le rodea a contar con un alto nivel de especialización en sus respectivas áreas. En esas manos está la dependencia.
En este inicio de sexenio, la Secretaría de Salud ha comenzado un proceso de fortalecimiento institucional, respaldada por la gobernadora Rocío Nahle.
El reto ahora es que el sistema IMSS-Bienestar resuelva sus múltiples deficiencias en el estado; mejore los niveles de atención; enfrente los problemas de corrupción; realice una limpia interna; y garantice el abasto de medicamentos.
La salud de los veracruzanos depende, en gran parte, de una estrategia integral que promueva mejores hábitos de vida, refuerce la detección temprana y reduzca los factores de riesgo.
Si los esfuerzos de SESVER se mantienen y se traducen en políticas públicas efectivas, como todo parece indicar, Veracruz podrá aspirar a mejores indicadores en materia de salud pública en un futuro cercano.
@luisromero85
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