¿Cómo está usted?
Afectuosamente lo invito a nuestras reuniones Dominicales a las 11.30 y 6.30 en la Iglesia Cristiana Bíblica AGAPE de La Llave 1002 casi esquina Aldama.
Déjeme citarle éstas Palabras del sabio Rey Salomón: “Mejor es la comida de legumbres donde hay amor que de buey engordado donde hay odio” (Proverbios 15:17)
¡Qué sencillez! ¡Nada de Teología profunda! Comprensible hasta para un niño y que haríamos bien en hacerla la norma de nuestro diario vivir.
¡Cuánta verdad: es mejor comer frijolitos con tortillas con amor que ricos manjares con coraje!
He tenido el gusto de comer con hermanos humildes que hasta con pena me ofrecen “Nada más huevitos con frijoles” pero hay tanto amor entre ellos y las oraciones por el pan son tan hermosas que convierten sus humildes casitas en mansiones de bendición y armonía: verdaderos pedacitos de Cielo aquí en la Tierra.
Por el contrario: he sido invitado a casas de lujo, realmente palacios, con ricas viandas, pero sus moradores están llenos de resentimientos, corajes y ofensas. ¡Hasta comen con lágrimas! Así esos suculentos platillos saben amargos.
Frecuentemente se tiran al suelo los platos derramando los guisos que con amor fueron preparados y hasta se abandona la mesa y, lo más trágico: delante de los niños pequeños que ven escenas que dejarán profundas y permanentes cicatrices en sus almas.
¿Sabe, por cierto, que muchos, millones, no tienen qué comer por pobreza, guerra, desastres naturales o por estar enfermos y tener prohibidos ciertos alimentos? En esto debiéramos estar inmensamente agradecidos con Dios Quien Es El que provee nuestro pan diario.
Siempre le digo a mi Iglesia que lo importante no es lo que está en la mesa sino quienes estamos alrededor de ella.
He tenido la oportunidad de conversar con varios chiefs que son maestros en el arte gastronómico. Cierta vez les pregunté cual es la mejor salsa que conocen. Me mencionaron las italianas, argentinas, japonesas y, por supuesto, las mexicanas pero yo me refería a otra “salsa” infinitamente superior a cualquier aderezo: Esa “salsa” incomparable, mi amigo y amiga, es El Amor. Rocíele abundantes dosis de él y lo comprobará fácilmente.
Recuerdo con nostalgia que en mi añorada Escuela Vicente Guerrero de los 50s había una ancianita que vendía en una palangana unas garnachitas tan sabrosas como nunca jamás he probado. A pesar de su sencillez eran de una exquisitez incomparable.
Mi padre que era Juez Civil solía invitarme y es inolvidable verme al lado de él, siendo un niño, en la banqueta de Juárez y Morelos devorando éstos humildes manjares sencillitos pero con mucho amor.
Amable lector: ¿Me permite una respetuosa y cariñosa pregunta? ¿A qué se parece su hogar?
¿A un oasis o a un campo de batalla? Cuando se sienta a la mesa ¿Va como rey o como guerrero? A veces me imagino que los cubiertos más que para tomar los alimentos son armas para defenderse.
¿Le gustaría que su hogar fuera un oasis, un remanso de paz, amor y armonía? ¿Le parece imposible? Bueno: le tengo excelentes noticias: Ahí donde me está leyendo pídale Perdón y Ayuda al Señor JESUCRISTO.
Después pídale perdón a su esposa e hijos y así, tomados de las manos, eleven una plegaria de gratitud con palabras sencillas pero de corazón, por sus “sagrados alimentos”, como decían los viejitos y verá, se lo puedo asegurar con toda certeza, que usted podrá comprobar en su propia vida, sin que nadie se lo cuente, cuán cierto y hermoso es que “Es mejor la comida de legumbres donde hay amor que de buey engordado donde hay odio”.
¡Hágalo y se gozará permanentemente y después me cuenta y también me invita!
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