El 2 de octubre se conmemora el natalicio del libertador de la India Mahatma Gandhi, en su honor, también se celebra a nivel internacional el “Día de la No Violencia” o, en sánscrito, “ahimsa”. Uno de los principios centrales y más importantes que Gandhi dejó como legado a la humanidad y si bien es mucho lo que podemos aprender de su filosofía para alcanzar dicho propósito, es la Verdad.
Mahatma aseveraba que el auténtico nombre de Dios es “Satya”, que en sánscrito significa “Verdad”, es decir, la verdad no como un simple escrúpulo moral, sino como una forma de ser, comportarse y vivir. De hecho, siempre se resistió a que sus seguidores crearán un movimiento que llevara su nombre, afirmando que no existe ni puede existir tal cosa como el “gandhismo” o los “gandhistas”, sino que aquellos que se adherían a su dogma y métodos de lucha deberían ser considerados como los “satyagrahas”, es decir, a “satya” se le agrega la “agraha” que significa “firmeza” o “persistencia”. Sólo insistir en la verdad es lo que puede conducir al ser humano a vivir una vida de “ahimsa”, no se trata solamente de evitar el conflicto o huir de él, sino de encontrar la raíz o la fuente de aquello que puede restaurar la relación del ser humano con Dios, la naturaleza y, en general, con otros seres humanos.
Hannah Arendt, filósofa alemana de origen judío, refería que “a la violencia siempre le precede la mentira”, podríamos parafrasearlo como: “a la paz siempre le precede la verdad”, es decir, la paz no sólo es la ausencia de guerra, también es el fruto de la persistencia en la verdad, en tanto que la guerra es tan solo la cosecha de las mentiras. La verdad por sí sola se defiende, mientras que la mentira necesita de medios de comunicación, políticos o corruptores en general, y es justo lo que la hace tan peligrosa, porque cuando la mentira se instala en el poder, las consecuencias son sociedades cada vez más y más violentas.
Si bien los métodos pacíficos de lucha de Gandhi sirvieron para conducir a la gran proeza de lograr la libertad de su nación, la segunda más poblada del mundo, fueron insuficientes cuando trató de unificar a la India libre para que cesara la violencia entre islamistas e hindúes, lo que le costó la vida. Pero eso no acalla la verdad de que todos tenemos una expresión única de Dios dentro de nosotros y que mantenernos firmes en la verdad puede ayudarnos a enfrentar las circunstancias presentes.
Actualmente, estamos viviendo una época de la mentira de lo cotidiano, por ejemplo, las fake news, las manipulaciones mediáticas, la propaganda y la publicidad están conduciendo a una humanidad cada vez más violenta, pero la solución puede estar en nosotros siempre que nos mantengamos firmes en “Satya” y, por ende, en Dios.
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