(Primera parte)
Después de tantas marchas, movilizaciones con una “sociedad civil” desinformada y ante todo sobreinformada, para dimensionar la visión golpista de sus patrocinadores oligarcas, esas tres etapas implementadas desde 1988: fraude electoral, golpe blando, Lawfare y ahora guerra sucia que fueron aplicados en el 2006, 2012 y 2018 se intensifica hacia la violencia extrema de todos los actores: políticos, empresariales, religiosos y mediáticos en este, ya muy próximo 2 de junio del 2024.
En esos procesos electorales con triunfos del PRI y del PAN, se dio paso a ese hibrido del PANPRI o PRIPAN que inventó Carlos Salinas de Gortari con la alianza con Diego Fernández de Ceballos, que se reflejó en la quema de las boletas del proceso fraudulento de 1988, surgiendo la concertacesión, que después se llamó Pacto por México incluyendo al PRD, en decadencia, que cínicamente olvidó los asesinatos y arrestos de miles de perredistas, hasta convertirlo en Fuerza y Corazón de México para recuperar la Nación pérdida en 2018.
En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari empezaron las negociaciones entre el PRI y el PAN, el Poder Judicial se le entregó al poder real, financiero y mediático. En 1988 se constituyó el PRIAN de facto y simularon ser distintos los que mientras gobernaban el país (del 1988 a 2018). Cuando empezó el contubernio esos partidos ya estaban metidos por completo en la protección de las cúpulas del poder económico. Para entonces el PRI había abandonado todos los principios de la Revolución, y el PAN se había olvidado de su búsqueda de la democracia.
Ya sea entregando las gubernaturas de Baja California y Guanajuato, hasta lograr que en junio de 1993 modificar a la Constitución Política, en el contenido de la fracción I del Artículo 82 de nuestra Norma Fundamental con el propósito de permitir que ciudadanos mexicanos hijos de padre o madre no mexicanos, pudieran aspirar a la Presidencia de la República, inicialmente se creía que iba dirigido a Carlos Hank González, pero por lo avanzado de su enfermedad le impidió contender, para finalmente recaer en Vicente Fox Quesada. Estafeta que fue entregada por Ernesto Zedillo en el 2000. Ya Fox hizo todo lo que pudo, apoyando y financiando el fraude de Calderón para impedir el triunfo de López Obrador en el 2006, de ahí la alianza Calderón-Peña Nieto en el 2012 no solo con el avión presidencial sino con todos los acuerdos con el crimen organizado y sobre todo con los lavadores de cuello blanco con la gracia divina. Con el triunfo de AMLO en el 2018 se abrió una nueva etapa nacional en crecimiento económico, justicia social, freno total a la devastación de los recursos energéticos y naturales del país, vía la corrupción, la impunidad, derroche excesivo del gasto público, unido a moches, limosnas, acuerdos, complicidades entre esas fuerzas vivas desplazadas del gobierno mas no de la vida pública.
En estos años pese a la pandemia, se inició la transformación de la vida nacional, paralelamente arrancó la despiadada guerra sucia en todos sus niveles involucrando a los políticos desfavorecidos, los partidos políticos desplazados, los grupos empresariales cooptados en el cumplimiento de sus responsabilidades fiscales y cercados en la obra pública, aduanas, aeropuertos, puertos, costas y playas, desarrollos turísticos e inmobiliarios. Dos modelos políticos, económicos y sociales contrapuestos. Guerra sucia descarada en ambos complejos televisivos, Televisa y Azteca, en las principales cadenas radiofónicas, MVS, radio Fórmula, Imagen y otras, los mas grandes periódicos nacionales y en decadencia Reforma, Universal y Financiero, arrastrando al exiguo Excelsior, Milenio, Economista y Heraldo. Sumados los púlpitos de la alta jerarquía eclesiástica. Una
guerra total incluyendo ahora al poder judicial, el lawfare, como sucedió en Bolivia, Perú, Ecuador, Argentina, Colombia y Guatemala. Y lo peor hasta en Estados Unidos en la contienda Biden-Trump.
Todo está desquiciado. En Ucrania con la vedette Zelenski quien está llevando a Europa, de nuevo a otra hecatombe. La actual Israel con Netanyahu, el nuevo Hitler, Mussolini y Stalin. El mundo global en crisis bélica. Las mentiras completas de Biden, al seguir dando armas y dinero a los aniquiladores de Palestina. O al mundo europeo apoyando al cómico de las leguas ucraniano. Mientras tanto el mundo se aniquila por si mismo.
Esas marchas, financiadas desde el poder económico, piden y exigen democracia, sin entenderla. Sin saber que democracia es el poder del pueblo. Sin entender que los oligarcas la han pisoteado, la han mancillado, es más la han violado en sus más de 600 modificaciones constitucionales en los últimos periodos neoliberales.
Es el tipo de democracia en el que el poder político procede del pueblo, pero no es ejercido por él sino por sus representantes elegidos por medio del voto. La democracia, como forma de gobierno, admite su escisión en al menos dos momentos distintos: la democracia de los antiguos y la de los modernos. Un rasgo distintivo de esta última variante -aquella identificada como democracia representativa- es la existencia de representantes elegidos por votación popular. Dado esto, se ha sostenido generalmente que el voto y la regla de mayoría son mecanismos "típicamente democráticos". Sin embargo, ni voto ni regla de mayoría son exclusivos de los sistemas democráticos, de modo que definir la forma que éstos han de tener cuando operan en un sistema democrático constituye uno de los problemas principales de la teoría de la democracia y de ésta en relación con los derechos fundamentales.
Hay autores como Bobbio, Sartori y cientos más que analizan, aportan, aclaran, vislumbran esa insípida realidad llamada democracia. Esa democracia pisoteada, mancillada, sometida a los intereses oligárquicos y jamás entregada a su esencia: el pueblo.
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