Es muy cierto que todos deseamos vivir en un país mejor, donde no existan tantas diferencias; donde cualquier ciudadano pueda disponer de lo necesario para comer, vivir en una casa digna, tener acceso a servicios de salud de calidad y a una educación que nos haga ser competitivos y triunfadores en una economía cada vez más globalizada. ¿Quién en su sano juicio no quiere esto?.
Cualquier persona sensata que analice a fondo las cosas, entenderá que todo esto solamente se puede lograr a base de trabajo, con esfuerzo, con dedicación y no pocas veces con sacrificios temporales que las familias hacen con la esperanza de alcanzar a la larga un bien mayor. Esa ha sido hasta ahora la historia de la clase media. Ha llegado a donde está, porque no ha dejado de luchar, de emprender y de dar buenos resultados.
Este sector sabe perfectamente que sin espíritu de superación y sin trabajo arduo, no habrá nada positivo.
Todo lo que se nos promete quedará en buenas intenciones si algunos pretenden que permanezcamos cómodamente sentados, con la mano extendida, esperando que nos caiga del cielo el dinero que remedie nuestra precaria situación.
Cualquier empresario grande, pequeño o mediano lo sabe perfectamente. Si no actúa, si no se levanta temprano, si no arriesga, si no ahorra, si no invierte, si no se preocupa por tratar bien a sus empleados y darles un buen servicio a sus clientes, terminará quebrando.
Fuentes de trabajo bien remuneradas es lo que requiere el país para crecer. Pero para que se generen empleos, hace falta confianza, certidumbre, seguridad e infraestructura. También personas emprendedoras que se arriesguen e inviertan.
Lamentablemente, algunos políticos actuales ven las cosas de otra manera, especialmente aquéllos que nunca han generado un solo empleo, ni trabajando jamás en algo productivo, porque siempre han vivido y muy bien a costa del erario y del rollo. No saben administrar ni siquiera la fondita de la esquina.
Ellos andan viendo como inventan el hilo negro para conseguir votos que los mantengan enchufados a la nómina, ofreciendo cosas que de aplicarse llevarán a la ruina al país.
Ejemplo de esto es el senador Martí Batres de MORENA quien está impulsando la creación de una “renta básica universal” que pagaría mensualmente el gobierno a todos los ciudadanos como un supuesto derecho, por el simple hecho de ser mexicanos; lo que haría, según él; que se acabara la pobreza.
Ignora esta persona que no puede haber derechos sin obligaciones. Él sabe que el hablar de obligaciones no genera votos. Hablar sólo de derechos y de regalos, sí entusiasma a los electores ignorantes.
Lo que no ha dicho el senador es que si el gobierno no produce absolutamente nada, ¿de dónde sacará recursos para darle a todos los mexicanos un sueldo o renta básica?.
La respuesta es preocupante: El dinero no lo van a sacar los políticos de sus bolsillos. Tendrá que subirnos más los impuestos a quienes sí trabajamos, a quienes si producimos, a quienes sí nos esforzamos; para poder entregárselo a quienes por cualquier situación, ya sea falta de empleo o simple flojera no trabajen. Esto coarta el afán de superación de los individuos que reciben la dádiva.
No faltarán algunos que piensen: ¿Para qué trabajo, para qué me esfuerzo, si lo que recibimos mensualmente en la familia, nos da para irla pasando sin mayor problema?.
Estos ofrecimientos irresponsables aniquilarían, de concretarse, la iniciativa de los ciudadanos y los convertiría en vulgares pedigüeños y en vividores a costa del estado. La economía del país se terminaría de ir a pique y la cosecha de votos para MORENA sería al principio abundante, aunque al país se lo llevara la trampa.
Eso de que en algunos países de Europa se aplica un pago similar, no sirve de referencia alguna. Allá la mayoría trabaja, la mayoría produce y la mayoría paga sus impuestos. Allá la productividad es enorme y acá es todo lo contrario. Allá el desempleo es muy bajo y el número de pobres también.
El que muchos tengan que sostener a unos pocos es factible económicamente hablando, porque la mayoría genera bienes y servicios
Acá sería el tiro de gracias para nuestra maltrecha economía, porque aparte hay que gastar en programas clientelares que regalan dinero a ninis y demás personas que no producen absolutamente nada, como para tener que mantener ahora a más individuos con cargo a los ciudadanos productivos.
Tan fácil que sería que dieran facilidades para atraer la inversión y con ello se generarían automáticamente muchos empleos. Eso sí sería ayudar en serio a la población.
El trabajo dignifica y libera al ser humano. Las dádivas solo hacen a las personas conformistas, apáticas y dependientes.
Como en México todavía hay mucha ignorancia, no faltará quien crea que la luna es de queso y que el dinero, como por arte de magia, puede salir de la nada, gracias a los discursos mareadores de quienes se aprovechan de los ciudadanos ingenuos.
¿No les parece a Ustedes?.
Muchas gracias y buen fin de semana.
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2024 |