¿Cómo está usted?
Afectuosamente lo invito a nuestras reuniones Dominicales en la Iglesia Cristiana Bíblica AGAPE de La Llave 1002 casi esquina con Aldama. ¡Me dará mucho gusto recibirlo y conocerlo personalmente!
Hoy quisiera hablarle de tres animalitos: El Cocuyo, La Luciérnaga y El Escarabajo. Todos son insectos pero tienen una diferencia fundamental: el cocuyo brilla sin apagarse; la luciérnaga emite una luz intermitente y el escarabajo siempre está apagado. Seguramente se ha deleitado con éstas criaturitas del Señor creadas, lo mismo que nosotros los humanos, en El Día Sexto (Génesis 1:24-31). Para muchos pasan inadvertidas.
¿Le digo algo? Entre los seres humanos ocurre algo similar: hay personas que brillan sin cesar; otras lo hacen a intervalos con destellos ocasionales y otras de plano dejan transcurrir sus vidas completamente apagadas.
Seguramente ha visto cómo algunos deportistas siempre juegan al máximo y otros sólo destacan cuando están de buenas y muchos, como el que esto escribe, mejor sería que se quedaran en sus casitas.
Lo mismo sucede con algunos artistas, profesionistas, empleados y cualquiera que sea el área donde se desenvuelvan.
Así usted vé gentes brillantes que siempre actúan como profesionales mientras que hay otros que a veces sí pero otras no llegan ni a principiantes y por último existen personas a las que de plano no se les encomienda nada pues ya puede estar seguro de que hacerlo será un verdadero desastre.
Estas últimas, por cierto, no hayan lugar en ninguna empresa, club deportivo o escuela.
Cocuyos, luciérnagas y escarabajos humanos respectivamente.
En los hogares sucede lo mismo: hay personas que siempre cumplen cabalmente con sus deberes de esposos, padres, hijos y hermanos. No es que a veces sí y otras no sino que siempre se desempeñan con excelentes calificaciones y sobre todo con gozo.
La esposa sabe que siempre puede contar con su esposo y viceversa así como los hijos con sus padres y éstos con ellos.
Hay en cambio familias donde sus miembros no saben si para tal o cual asunto tendrán el apoyo de los demás. A veces cuentan con el respaldo de ellos y ven que sus necesidades económicas y sentimentales están bien atendidas pero hay días tristes en los cuales ni siquiera ven al familiar que se suponía debería estar ahí.
Otros de plano nunca cumplieron con los deberes que voluntariamente se comprometieron a realizar. La aciaga sombra del divorcio, la infidelidad, el abandono del hogar por los padres o los hijos amenaza destruir a la familia.
¡Jamás se preocuparon por el pan, las necesidades, el consejo oportuno y sobre todo el amor para los hijos! Por ello se hallan en una triste condición de dolor y desolación.
Con los Cristianos sucede algo similar: hay algunos que siempre brillan y cumplen con sus deberes de obediencia, santidad y servicio al Señor JESUCRISTO.
Otros a veces sí y otras “ahí la llevan” y muchos, lamentablemente demasiados, nunca han dado color y sus vidas son idénticas a la de los mundanos incrédulos: ¡Son como los escarabajos!
El Señor dijo así: “Ustedes son la luz del mundo, así que brillen delante de los hombres para que vean sus buenas obras y glorifiquen a Su Padre que Está en Los Cielos” (Mateo 5:14-16).
Al despedirme permítame como amigo que me considero de usted preguntarle con todo respeto lo siguiente:
Cocuyo, Luciérnaga o Escarabajo: ¿Qué es usted?
JESUCRISTO quiere ayudarlo a ser siempre semejante a los cocuyos y que resplandezca permanentemente para iluminar la senda de otros que hoy vagan en tinieblas espirituales.
¿Quiere usted que así sea? ¡Pídaselo y El Milagro sucederá!
¡Esa es mi oración y mejor deseo para usted!
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