Recientemente, la COFEPRIS llevó a cabo estudios que concluyeron que algunas playas estaban contaminadas y, por tanto, no eran aptas para actividades recreativas. Sin embargo, surge una inquietante pregunta: ¿Por qué estos muestreos parecen realizarse en momentos que no reflejan las condiciones habituales de las playas?
Es necesario considerar el contexto en el que se realizan los muestreos. Hacerlos en un periodo donde la naturaleza misma del entorno está alterada no solo distorsiona los resultados, sino que también puede generar una percepción errónea sobre la calidad de las playas. Esta percepción errónea puede ahuyentar a turistas y afectar negativamente la economía local, que depende en gran medida del turismo.
La precisión y la transparencia en los estudios de calidad del agua son fundamentales para la confianza pública y la protección del medio ambiente. Si los muestreos no reflejan las condiciones habituales, es imprescindible ajustar las metodologías para obtener resultados que realmente representen la realidad.
El enfrentamiento a balazos ocurrido en el estacionamiento de Plaza Las Palmas en Veracruz la tarde del pasado jueves, nuevamente deja entrever la fragilidad de la vida humana incluso cuando llevaron una preparación para afrontar situaciones de riesgo así de extremo y cómo tan solo unos segundos o unos milímetros puede ser la diferencia entre perderla o vivir para contarla.
Ni los años de adiestramiento, ni el armamento que portaban, ni el equipo táctico pudieron salvarle la vida a Marlenne, quien aparentemente recibió el disparo en la cabeza, mientras que su compañera Diana corrió con un poco más de suerte, al recibir un impacto en la pierna y otro en el brazo, lo que le permitirá contarle a sus compañeros qué fue lo que verdaderamente sucedió en ese lugar.
Pese a que Plaza Las Palmas está a menos de 5 minutos de la comandancia de Playa Linda, la falta de elementos en la zona habría sido factor determinante para que las agraviadas no tuvieran el apoyo suficiente para enfrentar a los delincuentes que las balacearon y que muy probablemente también las superaban en armamento, lo cual los propios policías han peleado durante años pero pese a los cambios de administración, el equipo adecuado sigue sin llegar.
La Plazuela de la Campana, que solía ser espacio de reunión de veracruzanos y caminantes para refrescarse bajo sus frondosos árboles y para bailar danzón, entre otras actividades, se ha convertido en dormitorio de personas sin hogar.
La consecuencia es que ahora rara vez se puede ver ahí a los adultos mayores bailando el danzón ni a familias con niños correr en ese espacio.
Lo que sí abunda es un grupo de personas en apariencia sin hogar, quemando carrujos de marihuana y deambulando por las mañanas casi como Dios los trajo al mundo y convirtiendo a la plaza en un patio de convento: madres para arriba y madres para abajo.
¿Alguien puede hacer algo al respecto?
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