Cada día, los ciudadanos hidrómilos pierden el interés por comprar piezas artesanales, tanto de producción local como de otros estados.
En el primer cuadro de la ciudad existen espacios dedicados a la venta de los productos que representan la zona cultural de donde son nativos.
A pesar que estas piezas son irrepetibles, debido que son realizadas de manera unitaria, no parecen convencer a los compradores a pesar que los precios son accesibles.
Los artesanos aseguran que con la venta de sus productos, se garantiza la sustentabilidad, difusión y promoción de la cultura de sus pueblos.
En esta ciudad, han tenido pocas ‘demanda’ las piezas artesanales que son procedentes de Chiapas, Oaxaca y Tabasco estados que han dado origen a la fundación de esta localidad.
Floreros, muñecos y adornos, con precios que van desde los 80 y hasta los 200 pesos, son las piezas que permanecen en los exhibidores, aunque con muy pocos compradores.
El artesano Artemio González, consideró que adquirir estos productos, trae importantes beneficios, toda vez que se fomentas la economía sostenible, preserva la riqueza cultural, se compra objetos únicos, se adquiere productos de calidad además que se apoya a las mujeres de comunidades indígenas.
De acuerdo con el Fomento de las Artesanías (FONART), en México hay 12 millones de artesanos, y datos estadísticos de comercio internacional de la ONU han revelado que nuestro país es el tercero más importante del mundo en elaborar artesanías.
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