En medio de todo ese universo gastronómico que tiene el municipio de Oluta, y cuyo emblema son las memelas, destacan las famosas empanadas a la leña de doña "Neva" quien desde hace 29 años se ha convertido en una visita obligatoria si te encuentras en esta zona del sur de Veracruz.
Aunque ha tenido otras ubicaciones, desde hace poco más de cuatro años, Minerva Alafita Esteban complace los paladares desde la calle Zaragoza en el barrio cuarto muy cerca del DIF.
En ese punto, doña Neva acondicionó un puestecito de madera a un costado de la banqueta. A lo lejos se puede apreciar un par de focos que alumbran a los comensales. Las llamas que emanan del acondicionado fogón al aire libre, acarician el sartén que contiene los antojitos que saltan en aceite hirviendo, en medio del humeante olor a leña consumiéndose, es parte de ese toque que hace especial estos antojitos.
El puesto de doña Neva no es lujoso, es humilde pero tiene mucha magia, esfuerzo y corazón.
La señora Josefina García confirma lo ya descrito, es el sabor a leña lo que hace distinto del resto de esa variedad oluteca, "hemos venido siguiéndola en las diferentes ubicaciones que ha tenido" confirma. El joven Luis, desde hace 10 años es cliente de doña Neva, por el sabor único, las empanadas y las gorditas ya son una tradición en su familia.
Doña Neva es una mujer de trabajo que ha sacado adelante a su familia con este negocio que precisamente surgió de la necesidad tras quedarse al frente como único pilar de sus hijos.
Hoy en día, tras el reciente fallecimiento de su padre, el señor Inés Alafita; es apoyada por su madre doña Teodora Esteban, pese a su edad avanzada; también la ayudan su nuera y doña Chabe, otra aguerrida mujer, es decir, un negocio cien por ciento familiar.
Ella recuerda que las famosas empanadas las llegó a vender a peso, después a dos y así sucesivamente hasta llegar actualmente a 5 porque todo sube, aun así, un precio por demás económico. "Le ganamos poco pero afortunadamente vendemos bastante y ahí tiene que salir para el día".
Doña Neva, visiblemente cansada, bromea entre risas que seguramente el color del techo de su local es el de sus pulmones porque a diario está cerca de la lumbre, y del humo que respira, sin embargo, salir adelante es un motivo para seguir.
Alex Ceja/Imagen del Golfo
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