Edgar Guadalupe, a quien sus amigos le apodaban el Pillo, le gustaba hacer deporte, soñaba con ser un fisicoculturista profesional y por eso iba a diario a un gimnasio.
Aquel 23 de septiembre, viajaba en una motocicleta con su amigo, Andrés Iván Antonio Domínguez, ambos de la comunidad rural de Tenejapa, hacia la cabecera municipal de Oluta para asistir a sus clases de primer semestre en el plantel del Telebachillerato de Veracruz (TEBAEV) y en el trayecto, un automóvil, marcado con el numero 31 con el que presta el servicio de taxi en Acayucan, invadió el carril contrario y provocó un choque entre ambos vehículos.
Los dos muchachos, ambos menores de edad, quedaron tendidos, heridos de gravedad, en la carretera que conduce de Villa Oluta a Tenejapa, fueron llevados al hospital de la misma cabecera pero Edgar Guadalupe, murió a los 14 años de edad.
¡Exijo justicia para mi hijo porque tenía un futuro por delante! Señala a Imagen del golfo quien era su mamá, Guadalupe Soto Gerónimo, una mujer viuda, que mientras una banda de música norteña tocada canciones de luto, ella abrazaba una fotografía del mayor de sus dos hijos, pues tenia solo dos, un varón que era el fallecido y una niña de apenas 10 años de edad.
Este jueves 26 de septiembre, tres días después de la tragedia, la cabecera municipal de Oluta fue el testigo del corte fúnebre de Edgar Guadalupe. Al salir de la parroquia de San Juan Bautista, donde se ofició una misa de cuerpo presente, un grupo de motociclistas hizo sonar sus escapes y los claxon en forma intensa frente al palacio municipal, en señal de exigencia de justicia para el joven de tan solo 14 años de edad y para su amigo, Andrés Iván que aun se encuentra reponiéndose del percance fatal.
“Por eso aprovecho de cada momento, pues consciente estoy de que no soy eterno, por eso la paso contento y de vez en cuando le entro a la loquera.
La vida es prestada y hay que disfrutarla como más te guste y te pegue la gana, porque la huesuda no tiene respeto, se lleva de todo, agarra parejo” entonaba el grupo norteño que acompañaba a los dolientes delante de la camioneta donde se llevaba el féretro. En la misma unidad iba doña Guadalupe Soto junto con alumnas y amigas de su hijo Edgar, rumbo al panteón.
En la camioneta fúnebre, iba una de las abuelas del menor. Todo era dolor y coraje por el haberse cortado la vida de un joven deportista, que iba de copiloto en la motocicleta aquel día de la tragedia.
De momento nada se sabe del conductor del taxi numero 31 de Acayucan, incluso, se ha revelado que existen más de dos unidades con ese número, debido al rezago en la regularización del servicio de transporte público en Acayucan.
Las autoridades ministeriales hasta el momento no han dado con el paradero de quien pudiera ser señalado de homicidio culposo y por eso, deberá pagar los daños provocados con la muerte del menor.
Aunque den con el, mi hijo no revivirá pero si, exijo justicia señala Guadalupe Soto a la cámara del reportero, mientras alumnos del TEBAEV de Oluta, rodean el ataúd de color blanco rumbo al descanso del panteón municipal de Oluta, donde esta tarde de jueves 26 de septiembre, se hizo la despedida del menor.
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