En las costas de Agua Dulce, José Luis, un joven pescador de 28 años de edad, se enfrenta al violento oleaje del Golfo de México, para poder llevar alimento a su familia.
Con mucha destreza, el ‘hombre del mar’ desafía los efectos de la naturaleza para obtener una modesta captura que le asegure el sustento básico en su hogar.
En medio de los fuertes vientos superiores a los 85 kilómetros por hora y por momentos precipitaciones intensas que dejó el frente frío 11, José Luis realiza las artes de pesca en condiciones contrarias.
Busca enterrar sus pies en la arena para tener equilibrio, aunque las olas rompen en sus rodillas o cintura, mientras lanza su red con la esperanza de atrapar algún pez.
Su jornada comenzó con un recorrido de más de cinco kilómetros a pie desde la congregación de Tonalá hasta la playa Las Palmitas; después de varias horas el joven pescador carga un morral donde muestra con satisfacción la captura de tres kilos de pescado lisa, una recompensa por enfrentarse al oleaje del Golfo de México.
Aseveró en breve entrevista con Imagen del Golfo que si bien es cierto las condiciones climatológicas imponen limitaciones para salir mar adentro, él tiene que buscar alternativas para tener que comer.
Aunque reconoció que los riesgos son altos, sostiene que la necesidad alimentaria es una motivación que no puede ser superada, más aún cuando la pesca es su único medio de subsistencia.
La historia de José, es la difícil realidad que enfrentan muchos pescadores en la región, quienes, impulsados por la necesidad, enfrentan las inclemencias del tiempo para tener el pan de cada día en sus hogares.
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