De escolta de la alcaldesa de Las Choapas a Director de Policía...no logra combatir la delincuencia

A pesar de que Alejandro Martínez Francisco, quien hasta hace poco fungía como escolta de la presidenta municipal Mariela Hernández García, asumió el cargo de director de Seguridad Pública Municipal con un historial de 13 años de experiencia, los hechos recientes ponen en duda su capacidad para controlar la creciente ola de inseguridad en el municipio.

Desde su nombramiento, la situación de seguridad en Las Choapas ha empeorado notablemente. Los asaltos a tiendas de conveniencia se han vuelto una constante, mientras que otros delitos del fuero común, como el robo a transeúntes y a casas habitación, ocurren prácticamente a cualquier hora del día sin que se vea una respuesta efectiva por parte de la corporación a su cargo.

La falta de acciones contundentes por parte de la dirección de Seguridad Pública es evidente, y la ciudadanía comienza a perder la confianza en las autoridades locales.

HOMICIDIOS

Lo que resulta aún más alarmante es el aumento de homicidios, algunos vinculados con la delincuencia organizada, que han sacudido al municipio en lo que va del año. La percepción de impunidad es palpable, ya que, desde que Martínez Francisco tomó posesión del cargo, no ha habido una sola detención destacable que evidencie el esfuerzo de la policía municipal por frenar la violencia que azota a Las Choapas.

Este panorama de inseguridad no solo refleja una falta de estrategia efectiva, sino que también pone en tela de juicio las decisiones del gobierno municipal al nombrar a un hombre cuya única experiencia pública es como escolta de la alcaldesa, cuando lo que el municipio requiere es una dirección de seguridad capacitada y con la capacidad para enfrentar los desafíos criminales actuales.

Es fundamental que las autoridades tomen acciones inmediatas para frenar la escalada de violencia en Las Choapas, y se requiere una evaluación urgente sobre la eficacia de la actual administración de seguridad. Mientras tanto, la ciudadanía sigue viviendo con miedo y desconfianza, esperando respuestas que aún no llegan.