Con tamales, chocolate y música, así se festejó este día en Minatitlán a San Judas Tadeo; ni la inundación paró la fiesta en diferentes colonias de la ciudad.
Desde la medianoche del lunes, el estruendo de los cohetes despertó a vecinos, que se unieron a la festividad en honor al patrón de las causas difíciles o imposibles.
Los rosarios formaron parte de la agenda del día, siendo el color blanco y verde que predominó este lunes como parte de los actos religiosos
Como desde hace dos años consecutivos, la casa de doña Cristina Cruz Pozo y Héctor López Sánchez, lució abarrotada de amigos, vecinos y familiares, todos creyentes de San Judas, los que ofrecieron una plegaria para el santo patrono.
Cuenta Cristina que la fiesta obedece al fervor que sienten por San Judas, con lo que aprovecha para pedir por el bien de sus hijos, familia y todos los presentes.
"Tenemos dos años haciendo nuestro rosario, dándole gracias a San Juditas y a Dios por permitir un año más de salud y vida. Y sobre todo pedir por mis hijos y por todos los presentes".
Recuerda que hace un tiempo su esposo Héctor ganó una figura del mencionado santo, por lo que, prometieron hacer un rezo cada 28 de octubre durante tres años, estando en consideración concluir el compromiso con una fiesta más grande en algún salón de la ciudad.
"Hace muchos años tenemos la fe en San Judas, hace dos años mi esposo en una rifa se ganó un San Juditas, y prometimos hacerle dos años su rosario en casa, y el último primeramente Dios, en salón".
Para la convivencia de este lunes la pareja conformada por Cristina y su esposo Héctor, mandaron a elaborar 100 tamales, acompañado de salsa; unos 40 litros de chocolate, y 20 kilos de carne que se convirtieron en exquisita barbacoa, a lo que se agregó sopa fría, salsa verde; junto a 80 bolillos que repartieron a los invitados, siendo lo que se degustó al final del rezo en la vivienda conocida de la colonia El Jagüey.
"Es una emoción y gratitud a todas las personas que nos acompañan; es algo muy bonito", agregó la anfitriona.
A pesar del agua que inundó algunos patios, en el poblado Capoacan también sonaron los cohetes, junto a la comida y bebidas que no faltaron como cada año.
Desde la tarde del domingo se dio inicio a la tradición que lleva a sus pobladores a reunirse para festejar a San Judas, santo del que dicen, en este 2024 los libró de una "creciente mayor".
Contrario a otras fechas, en esta ocasión la convivencia fue moderada, pues el río continúa crecido, y la discreción se hizo esperar entre muchas familias que, a pesar de la emergencia, no dejaron pasar por desapercibida la fecha.
San Judas Tadeo fue uno de los 12 apóstoles más cercanos y fieles a Jesús, del cual se sabe era su primo, mismo que desempeñaba un papel importante en la predicación, según narra la historia.
La veneración a México llegó en el siglo XVI, a través de misioneros españoles, quienes introdujeron la creencia al territorio azteca impulsada por testimonio de aquellos que han solicitado la ayuda en situaciones desesperadas. Es considerado de los santos más importantes del país.
Desde ese entonces, ha crecido en cientos de millones el fervor a San Judas, cuya reliquia estuvo en Minatitlán en el mes de septiembre, desbordando la llegada de sus seguidores.
Lo cierto del caso es que para la tarde del lunes la fiesta seguía, pero, ahora con la música de agrupaciones locales en diferentes eventos privados y de mayordomías istmeñas.
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