El robo de ganado sigue siendo un problema persistente en las comunidades rurales de Agua Dulce, donde cada semana se reportan nuevos casos de sustracción de animales, según lo informado por el presidente de la Asociación Ganadera de Agua Dulce, Mario Espinosa Ríos.
Sin embargo, a pesar de las constantes denuncias, las autoridades locales parecen no encontrar solución al problema, lo que ha llevado a muchos ganaderos a sentir que denunciar es un ejercicio en vano.
En una entrevista con este medio, Espinosa Ríos detalló que, desde hace cuatro años, los cuatreros han adoptado una nueva modalidad para sustraer el ganado.
En lugar de robar animales vivos, los delincuentes ahora sacrifican y destazan el ganado en el mismo rancho de donde lo sustraen, lo que les permite huir en vehículos más pequeños y evita que sean detectados por las autoridades.
Este modus operandi no solo facilita el robo, sino que también ha generado una creciente preocupación en cuanto al destino de la carne. Se sospecha que la carne de estos animales robados podría estar siendo comercializada en los mercados y carnicerías locales, ya que no existen suficientes inspectores para vigilar que la carne comercializada cuente con los sellos del rastro municipal, que es el único espacio autorizado para el sacrificio de ganado vacuno en la región.
La falta de regulación en el mercado de carne pone en riesgo la salud pública, ya que podría estar circulando carne de ganado enfermo o en mal estado, que no ha pasado por los controles sanitarios necesarios. Esta situación también recae sobre los tablajeros, quienes tienen la responsabilidad de comprar y vender carne certificada y no fomentar el robo de ganado al adquirir piezas provenientes de estos actos ilícitos.
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