Luego de que la planta Madisa, especializada en el lavado de arena sílice para la fabricación de vidrio, redujera sus operaciones en los últimos meses hasta quedar totalmente paralizada, ha dejado de verter toneladas de arena en el arroyo Agua Dulce.
Este arroyo nace precisamente detrás del complejo Madisa, alimentado por arroyuelos más pequeños provenientes de la zona de Moloacán, inicia su cauce serpenteante en paralelo a la costa del Golfo de México hasta llegar a desembocar en el río Tonalá.
Históricamente el arroyo Agua Dulce, erróneamente llamado río Aguadulcita por algunos políticos, aumentaba su nivel azolve cada año, para cuando llegaba la temporada de lluvia, cualquier lluvia continua de más de 60 milímetros de lluvia era suficiente para la inundación de varios sectores.
Hace quince años aproximadamente, el Gobierno del Estado mediante la Comisión Nacional del Agua (Conagua) construyeron unas trampas para retener la arena, pero la falta de mantenimiento, pues nunca retiraron la arena acumulada, provocó que la obra terminara destruida.
En el 2022 se llevó a cabo el dragado del arroyo, siendo principalmente la arena y tierra acumulada en los costados la que se retiró del afluente, lo que evitó algunas inundaciones que pudieron ser de mayor magnitud; en noviembre del año pasado ocurrió un fenómeno muy fuerte que hubiera sido de consecuencias mucho más negativas si no hubiera sido por el desazolve.
Ahora el arroyo tiene hasta un color distinto, el agua se observa más verde que color café, pues la ausencia de arena permite que sea mucho más visible el tono característico de las aguas residuales provenientes de los sistemas de drenaje.
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