Diariamente, millones de personas en la República Mexicana consumen diversos productos y servicios fabricados y ofrecidos no solo de forma nacional, sino que también provienen del extranjero.
Estos deben cumplir con ciertas regulaciones y especificaciones para demostrar que su uso y consumo es seguro, y que no representan un peligro para quienes los adquieren o incluso para el medio ambiente.
En ese sentido, diversas dependencias del Gobierno de México han elaborado las Normas Oficiales Mexicanas (NOM), las cuales, según la misma federación, “establecen regulaciones técnicas que contienen la información, especificaciones, procedimientos, instrumentos de medición y metodologías que deben cumplir los bienes y servicios para comercializarse en México”.
La Secretaría de Economía y la Procuraduría Federal del Consumidor son las dependencias encargadas de vigilar su cumplimiento.
En el caso de las normas que tiene que ver con el sector Salud, estas entran en vigor al día siguiente en que son publicadas en el Diario Oficial de la Federación.
Estas son revisadas cada cinco años y queda en manos del Comité Consultivo Nacional de Normalización de Prevención y Control de Enfermedades (CCNNPCE) el decidir si son modificadas, ratificadas o canceladas.
La Secretaría de Salud tiene diversas NOM aplicables a servicios como la prevención del cáncer de mama, tratamientos de VIH, diabetes, vigilancia epidemiológica, control de adicciones y de hipertensión.
Es la misma Secretaría de Economía quien destaca la importancia de las Normas Oficiales Mexicanas a través de cuatro puntos principales:
En pocas palabras, la NOM es una especie de visto bueno del gobierno y así estés seguro que, desde el celular que compras hasta el procedimiento médico al que te vas a someter cumple con los estándares, para evitar riesgos a corto, mediano y largo plazo.
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