Aurelia García Cruceño, mujer indígena originaria de la comunidad de Xochicalco, obtuvo su libertad, esto tras pasar tres años en el Cereso de Iguala, acusada de haber abortado.
La joven fue abusada en el año 2019 por una persona que sería autoridad comunitaria, motivo por el cual no denunció. Sus padres la ayudaron a huir del sitio, temiendo alguna represalia por parte de este sujeto, 50 años mayor que ella.
La joven hoy de 23 años de edad, fue recibida por su padre a las afueras del penal, quien agradeció que después de todo lo que pasaron al fin su hija recuperó su libertad; “siento que Aurelia volvió a nacer”.
La mujer, en náhuatl, expresó también su alegría de al fin estar fuera de prisión, donde aprendió español y ahora espera cumplir su sueño de volverse maestra bilingüe.
Aurelia fue sentenciada a más de 13 años de prisión tras haber sido forzada a aceptar su responsabilidad en el delito de homicidio en razón de parentesco mediante un procedimiento abreviado, sin haber recibido una explicación en su idioma, claramente y sin tecnicismos, lo que esta decisión conllevaba.
Aurelia fue acusada de haber terminado con la vida de su hijo no nato tras haber sufrido un aborto espontáneo; fue llevada a un hospital de Iguala debido al sangrado, donde presuntamente los médicos la denunciaron ante las autoridades.
Además, en el hospital le fue implantado sin su consentimiento un implante anticonceptivo; a los pocos días de haber ingresado al hospital fue llevada al Cereso de Iguala, sin haber sido dado de alta por autoridades del nosocomio.
Ayer, la jueza Mariela Alfaro Zapata revirtió la sentencia dictada, y se instruyó reponer el procedimiento dado las flagrantes violaciones a los derechos humanos cometidos en contra de Aurelia.
Ahora se busca que exista una reparación del daño por parte del Estado de Guerrero, el cual no ha emitido algún mensaje respecto a este caso.
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