De acuerdo con datos desestacionalizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el consumo privado, que son las compras de bienes y de servicios que hacen los hogares, creció 0.53 por ciento a tasa trimestral en el periodo octubre-diciembre del 2022.
Indicó que al cierre del año pasado, el consumo privado mostró resiliencia y manifiesta que está consolidando su posición como uno de los motores clave del Producto Interno Bruto (PIB) nacional en este 2023.
Este aumento, además de superar la variación previa de 0.26 por ciento, representó hilar dos años y medio con alzas.
Los principales indicadores del consumo privado muestran fortaleza al inicio del año, como comercio minorista, ventas de vehículos y transacciones con tarjetas; se suma que las presiones inflacionarias se están moderando, lo que beneficia a los ingresos reales disponibles de las familias.
Añade que esto se está volviendo cada vez más relevante ante mayores riesgos del exterior, particularmente por la estabilidad del sector bancario en Estados Unidos y Europa, situación que ha provocado que el mercado estime una recesión en el corto plazo.
No obstante, cree que el consumo privado permanece en una posición fuerte, derivado de algunos fundamentales.
Sin embargo, el crecimiento del consumo privado no fue suficiente para dinamizar a la actividad económica del país.
Lo anterior, debido a que la demanda global de la economía mexicana cayó 0.10 por ciento a tasa trimestral en el último tramo del 2022; dicha disminución se dio después de registrar un año completo con aumentos.
De hecho, la contracción de la demanda global derivó de bajas en consumo de gobierno (0.48 por ciento) y exportación de bienes y servicios (5.01 por ciento), mientras el otro incremento, además del consumo privado, fue en formación bruta de capital fijo (3.04 por ciento).
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