Recientemente se hizo pública la dimisión de Joe Biden a su intento de reelección a la presidencia de los Estados Unidos, y a su vez, expresó su apoyo a la vicepresidenta Kamala Harris; un suceso inédito a estas alturas de la contienda electoral norteamericana.
Por su parte, los demócratas se alistan para su convención en Chicago del 19 al 22 de agosto. Lo que se suponía que sería una coronación para Biden, ahora es una contienda abierta en la que casi cuatro mil 700 delegados serán responsables de elegir a un nuevo abanderado para encarar al partido Republicano con Donald Trump al frente el próximo otoño.
Así pues, a pesar de que Biden respalde a Harris, aún quedan una serie de preguntas sobre logística, dinero y las consecuencias de su retiro de su reelección.
Biden salió ganador en todas las primarias y caucus estatales a principios de este 2024 y solamente perdió en el territorio de Samoa Americana. Por lo menos tres mil 896 delegados se habían comprometido a darle su apoyo.
Con Biden dando un paso al costado, los demócratas técnicamente empiezan una convención abierta. Sin embargo, su respaldo arroja a los demócratas a un territorio turbio.
La carga inmediata recae en Harris para solidificar el apoyo de casi cuatro mil delegados de los estados, territorios y el Distrito de Columbia, aparte de más de 700 de los llamados superdelegados que incluyen líderes de partidos, ciertos funcionarios electos, expresidentes y exvidepresidentes.
Antes de que Biden diera a conocer su decisión, los demócratas presentaron al gobernador de California, Gavin Newsom, y a la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, como posibles contendientes además del mismo Harris. No obstante, algunos demócratas señalaron en público, y muchos en privado, que será una obviedad llevar a la primera mujer, la primera mujer afroamericana y a la primera persona de ascendencia del sur de Asia a la presidencia.
Sin embargo, sea o no justo, Kamala Harris tampoco ha sido vista como una vicepresidenta especialmente querida o empoderada. El mejor escenario para ella y los demócratas es conseguir de inmediato apoyo y proyectar un frente unido.
La campaña de Biden reveló recientemente que disponía de 91 millones de dólares en efectivo. Los comités de campaña Demócratas Aliados elevaron el total a su disposición a más de 240 millones de dólares. Los expertos en finanzas de campaña están de acuerdo en general en que Harris podría contar con esos fondos debido a que la campaña fue creada tanto a nombre suyo como el de Biden. Además, si los demócratas nominan a otra persona que no sea Harris, las cuentas del partido aún podrían beneficiar al aspirante, pero la cuenta Biden-Harris tendría más restricciones.
La nominación a la vicepresidencia es siempre una votación separada en la convención. En los años de rutina, la convención ratifica la elección del candidato. Si Harris cierra filas rápidamente, podría nombrar su elección y hacer que los delegados la retifiquen.
Cualquier modificación inesperada durante una campaña presidencial estadunidense seguramente producirá una avalancha de demandas estatales y federales en esta era hiperpartidista, y algunos conservadores han amenazado precisamente con esto.
No obstante, las leyes estatales normalmente no prescriben cómo los partidos seleccionan a sus candidatos presidenciales. Y algunas figuras del Partido Republicano como Mike DeWine, gobernador de Ohio y la gobernadora de Alabama, Kay Ivey, de antemano han trabajado este año para garantizar que su partido no les negará el acceso rutinario a las boletas a los demócratas.
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