Once senadores republicanos, liderados por el influyente Ted Cruz, representante por Texas, anunciaron ayer que rechazarán formalmente el resultado oficial de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, en las que hasta el momento se ha declarado que ganó Joe Biden sobre el actual mandatario, Donald Trump.
Según la ley, un solo miembro del Congreso puede impugnar los resultados electorales y retrasar la confirmación. En un comunicado los legisladores, hacen eco de las acusaciones que Trump ha lanzado durante casi dos meses y después de que varios estados en cuestión han emitido dos grupos de electores.
Esta comisión donde ambos candidatos se disputaban una victoria muy ajustada, propuso el grupo, encabezado por Cruz. Sin esta revisión, , agregaron.
Sólo el senador Josh Hawley había manifestado su intención de cuestionar formalmente el triunfo del demócrata el miércoles, un acto inusual que amenaza con exponer las tensiones dentro del Partido Republicano.
Ahora, además de Cruz, se suman Ron Johnson, representante por Wisconsin; James Lankford, por Oklahoma; Steve Daines, por Montana; John Kennedy, por Luisiana; Marsha Blackburn, por Te-nnessee, y Mike Braun, por Indiana, además de los senadores electos Cynthia Lummis, por Wyoming; Roger Marshall, por Kansas; Bill Hagerty, por Tennessee y Tommy Tuberville, por Alabama.
El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, ha pedido a los republicanos que no traten de revertir el resultado electoral.
En respuesta a los dichos de Trump sobre los comicios, funcionarios electorales bipartidistas y el ex secretario de Justicia William Barr han dicho que no hay evidencia de fraude generalizado y que las elecciones se llevaron a cabo sin problemas.
En Estados Unidos, el presidente es elegido por sufragio universal indirecto. El Colegio Electoral, que funciona de intermediario, tendrá que ratificar la victoria de Biden este 6 de Enero.
La Cámara de Representantes y el Senado se reunirán el miércoles para certificar estos resultados, un procedimiento que suele ser una mera formalidad, a pesar de que los propios Demócratas han cuestionado los resultados en las últimas elecciones que ha ganado la presidencia un republicano. Por su parte el presidente saliente no ha concedido su derrota e instó a sus seguidores a manifestarse en Washington ese día.
En la Cámara de Representantes, con mayoría demócrata, más de un centenar de republicanos planean votar en contra de la certificación, según la cadena CNN.
A lo largo de los dos meses desde que transcurrió la elección se han llevado a cabo sesiones especiales en las legislaturas de los Estados de Nevada, Arizona, Penssylvania, Georgia, Michigan y Wisconsin, donde cientos de personas de ambos partidos han dado testimonio de todo tipo de irregularidades que sucedieron antes, durante y después de la elección.
La forma en que se maneje este proceso y la posible resolución del mismo quedará en manos del actual vicepresidente Mike Pence, -quien públicamente ha declarado que luchará hasta el final para que se descuenten todos los votos ilegales y se cuenten todos los votos legales-, que durante la sesión fungirá como presidente del Senado y será la persona responsable de dar entrada a los cuestionamientos de los representantes de su partido y definirá si los electores de los estados en disputa son legítimos o no, lo que podría desencadenar en una crisis constitucional que solo se ha visto en dicha nación durante los primeros años de su historia.
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