El estudio de pequeñas partículas, las cuales hacen una reacción muy llamativa produciendo destellos brillantes de luz de colores, recibió el Premio Nobel de Química de manos de la Academia Sueca de las Ciencias.
Dicho estudio fue dirigido por los científicos Alexei Ekimov, Louis Brus y Moungi Bawendi y se convirtió en un elemento importante en la nanotecnología, además de que en la actualidad es lo que nos permite tener brillantes pantallas de luces LED.
La Academia Sueca reveló que las investigaciones de Ekimov, Brus y Bawendi ayudaron a comprender que, a escala atómica, el tamaño de las nanopartículas puede alterar su comportamiento, y no es todo, pues también puede colorearse.
“Los puntos cuánticos ahora iluminan nuestros monitores de computadora y nuestras pantallas de televisión basadas en la tecnología QLED. Además, agregan brillo a algunas lámparas LED, y los doctores y los bioquímicos los usan para mapear tejidos.
Pero aún pueden brindarle más beneficios a la humanidad. Los investigadores creen que, en el futuro, los puntos cuánticos pueden contribuir en la creación de electrónicos flexibles, sensores diminutos, celdas solares más delgadas y comunicación cuántica encriptada, así que apenas estamos empezando a explorar el potencial de esas pequeñas partículas”, informó la Academia.
Estos estudios iniciaron en la década de los ochenta, aunque no fue hasta 1993, con las aportaciones de Moungi Bawendi, que se halló la forma de producir puntos cuánticos para la creación de aplicaciones prácticas con ellos.
Desde hace muchos siglos, los artesanos descubrieron que el vidrio adquiere sus colores no solo por la combinación de elementos que lo componen, sino también por la presión, la temperatura e incluso la manera en la que se trabajan.
“El hecho de que una misma sustancia pueda producir vidrio de distintos colores interesó a Alexei Ekimov, porque en realidad es ilógico. Si pintas algo de rojo cadmio, siempre será rojo cadmio, a menos que lo mezcles con otros pigmentos. ¿Cómo podría una simple sustancia dar vidrios de distintos colores?”, argumentó la Academia.
El punto clave yace en el tamaño de las partículas. Aunque varias décadas atrás otros científicos como Erwin Schrödinger o Herbert Fröhlich tenían la teoría de que, en el mundo cuántico, las cosas ‘tienen otras reglas’ a comparación del mundo que conocemos.
Según la explicación ofrecida por la Academia Sueca, a un menor tamaño de las nanopartículas, hay un menor espacio para las ondas de los electrones, lo cual se percibe con distintos colores: azul para las más cortas, rojo para las más largas.
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