Las calaveritas literarias son pequeños poemas populares y que forman parte de la tradición mexicana del Día de Muertos.
Estos poemas suelen tener un sentido humorístico y plantean situaciones ficticias en donde el protagonista del poema, quien puede ser aun amigo, familiar o personaje famoso se encuentra con la mismísima muerte y esta toma su vida.
Se cree que un religioso franciscano llamado Joaquín Bolaños fue quien escribió la primera calaverita literaria, por medio de la cual expresaba su apreciación de la muerte desde un punto de vista humorístico o burlesco.
Las primeras calaveras fueron publicadas en 1879, en el periódico El Socialista, de Guadalajara acompañadas de grabados o dibujos alusivos a la muerte. La tradición de hacer calaveritas ha pasado de generación en generación, y es así que podemos encontrar algunas inspiradas en la época de la Independencia o la Revolución, siendo en esta última cuando junto con las catrinas logró consagrarse y persistir hasta nuestros días.
Las calaveritas literarias son un género popular que le recuerda a las personas que todos moriremos algún día, por lo que sus características más comunes son:
La estructura de la calaverita literaria es muy particular. Si bien el tema es libre, la composición debe incluir estos elementos:
Versos octosílabos. No existe una métrica formal, pero el formato más común es el verso de ocho sílabas. Las estrofas pueden ser de cuatro versos o de diez.
Rimas consonantes. Pueden ser básicamente de dos tipos: A, B, B, A (que las últimas palabras del primer y último verso suenan igual o muy similar, así como las de las dos de en medio) y A, B, A, B (que el primer y tercer verso rimen, al igual que el segundo y el cuarto).
Mención de la muerte. El objetivo de las calaveritas es hablar de cómo y por qué la muerte se llevó al panteón a determinada persona, por lo que esta siempre tiene que aparecer en el texto.
Características de la persona a la que se dedica. Como el argumento en las calaveritas es siempre que la muerte se lleva a alguien, se deben incluir características de la persona a la que se le dedica.
Humor. Las calaveritas literarias suelen mezclar el recordatorio de lo inevitable de la muerte con el humor, el amor, la dulzura o el cariño.
Final sorprendente. Es importante terminar el verso con un final inesperado, es decir, empezar con las características de la persona y llevar la historia hacia el final sorprendente, para hacer notar que es una calaverita hecha para ella.
Un buen consejo al escribir una calaverita literaria es cantar las sílabas, ya que los versos populares no necesariamente se escriben, sino que primero se dicen. Por ello, se puede intentar cantarlas con tonadas populares para ver si realmente riman.
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