En el marco del Día Naranja, el diputado Luis Antonio Luna Rosales se pronunció por continuar trabajando y unir esfuerzos para erradicar la violencia contra las mujeres y niñas, a través del fortalecimiento de una masculinidad positiva.
Durante su participación en la Tercera Sesión Ordinaria del Segundo Receso, el legislador indicó que la conmemoración de cada 25 de mes es un recordatorio para llamar a la acción a gobiernos, sociedad civil, organizaciones de mujeres, jóvenes, sector privado, medios de comunicación, hombres y mujeres, niños y niñas, para romper el silencio y prevenir y eliminar la violencia y discriminación hacia este sector.
“Todas las acciones y estrategias encaminadas a prevenir y erradicar la violencia deben partir de un enfoque multidimensional, considerando el involucramiento, no sólo de gobiernos, sino también de la sociedad en su conjunto”, expresó Luna Rosales.
Reconoció que se trata de una oportunidad para que, a través de la autocrítica e introspección, el género masculino pueda reeducarse y ser agente de cambio, superando rígidos estereotipos relativos a las funciones de género, promoviendo relaciones sanas de respeto e igualdad, transformando el concepto de masculinidad.
También consideró que los hombres pueden participar directamente en acciones que promuevan la erradicación de la violencia contra las mujeres, mediante una educación que fortalezca en niños, adolescentes y jóvenes el respeto, la autonomía personal y el consentimiento, además, como adultos, involucrarse en su formación basada en valores como el respeto y la igualdad.
Finalmente, señaló que las estrategias prioritarias se han centrado en las mujeres, toda vez que son quienes padecen la violencia; sin embargo, consideró indispensable también sean implementadas acciones que fomenten la participación de hombres y niños en los procesos de cambio, como talleres, capacitaciones y foros, entre otras acciones.
“Como representante popular y legislador, pero sobre todo como hijo, esposo y padre, reconozco la importancia de concientizarse sobre la violencia cotidiana que sufren las mujeres y niñas, y que se expresa en diversos espacios como las calles, escuelas, centros de trabajo, y preocupantemente, la propia familia. Se debe generar un cambio cultural de fondo para que la violencia no sea normal y no la aceptemos, ni reproduzcamos”, finalizó.
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