El director Alejandro González Iñárritu asistió al Festival de Cine de Venecia para presentar su película: Bardo y aunque la cinta generó una ovación de pie de cuatro minutos, la crítica especializada comenzó a opinar negativamente del filme llamándola “autoindulgente” y “demasiado pretenciosa”.
“Si tal vez fuera de Dinamarca o si fuera sueco sería un filósofo. Pero como lo hice de una manera poderosa visualmente soy pretencioso porque soy mexicano. Si eres mexicano y haces una película así, eres un tipo pretencioso. No sé si [los críticos] han leído a Jorge Luis Borges o a Jorge Cortázar o a Juan Rulfo, pero deberían leer de dónde vienen estas cosas y nuestra tradición imaginaria de combinar tiempo y espacio en la literatura de América Latina. Esto, para mí, es la base de la película”.
Con Bardo, Iñárritu regresó a filmar a México por primera vez desde su éxito Amores Perros. Por ello, explicó que la película de Netflix era muy importante a nivel personal dado que quería plasmar sus experiencias de identidad y una “carta de amor” para su país natal.
El director le comentó a Los Angeles Times que los argumentos de los críticos tienen un trasfondo “racista” por considerar que un mexicano no puede realizar una película más elaborada.
“Te puede gustar o no, esa no es la discusión. Pero para mí hay una especie de trasfondo racista en el que, por ser mexicano, soy pretencioso. Chicos, tómense un poco de tiempo y vean todas las capas. Todo artista tiene derecho a expresarse de la manera que quiera sin ser acusado de ser indulgente consigo mismo. Espero que alguien pueda rechazar esa narrativa, que es muy reduccionista y un poco racista, debo decir”.
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