Job, el gran Patriarca hebreo se hizo ésta pregunta: ¿Si el hombre muriere volverá a vivir? (Job 14:14)
¡Esta es la gran pregunta que todos se han hecho a través de los siglos!
Hay tantas opiniones al respecto que producen una gran confusión y error.
Muchos hay que dicen que sólo se vive ésta vida y que hay que gozarla porque al morir se acaba todo. Otros proclaman que existen varias reencarnaciones y los hay también que enseñan que todo esto de la resurrección es pura mentira religiosa y otros no saben a quien creer ni qué creer.
Lo mejor, mi amable lector, es preguntarle a Alguien que sí sabe porque estuvo muerto y volvió a vivir: nuestro Señor JESUCRISTO. En uno de los pasajes más impresionantes de La Biblia El nos narró la historia de dos hombres: el rico y Lázaro.
Tal historia está llena de enseñanzas ciertísimas y confiables de la cual quisiera compartirle sólo cinco por razón del espacio.
La encontramos en El Evangelio según San Lucas 16:19-31 y lo primero que debemos aprender es que éstos personajes realmente existieron y aunque eran vecinos eran muy distintos: el rico por supuesto tenía todo lo material pero Lázaro no sólo estaba en la miseria económica sino que también tenía una enfermedad terrible y mortal.
I. Ambos murieron y ésta es la primera lección: todos, absolutamente todos moriremos algún día y esto, por supuesto, nos incluye a usted y a mí (Ecclesiastés 3:19 y Hebreos 9:27).
II. La segunda lección es a la vez preciosa y escalofriante: aunque ambos murieron sus almas continuaron vivas y de inmediato fueron a un lugar muy pero muy distinto.
Lázaro fue al Cielo donde está Abraham y todos los santos, pero el rico fue a un lugar de tormento llamado infierno donde sentía que se quemaba en una terrible llama.
III. En tercer lugar Jesús dice que ambos estaban muy conscientes pues mientras el rico aullaba de dolor Lázaro gozaba plácidamente las delicias celestiales.
IV. La cuarta lección es que ése destino es inmediato, simultáneo con el momento de expirar. Aún cuando nuestro cuerpo todavía esté caliente, nuestra alma volará al lugar que le corresponda. Aquí debo aclararle que Lázaro no estaba en el Cielo por ser pobre ni el rico en el infierno por ser rico sino que Lázaro amaba a Dios y el rico no y además era cruel con Lázaro a quien ni siquiera las sobras de sus espléndidos banquetes le daba.
V. Ese destino es totalmente irreversible, esto quiere decir que hágase lo que se haga por los muertos en cuanto a ceremonias religiosas y rezos serán absolutamente inútiles pues la oportunidad de salvarse sólo se tiene mientras se está vivo. Un segundo después de morir será demasiado tarde (Ecclesiastés 9:4-6).
VI. Finalmente debo avisarle que habrá un Juicio para todos los perdidos y de antemano sé La Sentencia que El Señor, Juez Justo e incorruptible, dictará en ése Juicio llamado del Gran Trono Blanco: condenación eterna en el Lago de Fuego y Azufre que es la muerte segunda o eterna (Apocalipsis 20:11-15 y 21:8). Así el rico, quien gozó de todos los placeres y lujos aquí en la tierra se perdió eternamente.
Esto es lo que enseñó El Señor Jesús y El no es mentiroso ni ignorante, sino que sabe lo que dice y es absolutamente digno de toda confianza.
Felizmente tengo una excelente Noticia para usted, mi amable lector: Dios le ama tanto que no desea que usted se pierda sino que tenga Vida Eterna con El en El Reino Celestial. Para ello envió a Su Único Hijo.
Nuestro Señor JESUCRISTO a morir en la cruz para que Su Sangre Inmaculada borrará los pecados de usted y de todo el mundo. Lo único que tiene que hacer es arrepentirse realmente de sus pecados y recibirlo en su corazón como Rey y Dueño y el Milagro sucederá (Juan 3:16).
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