En la ciudad rusa de Kazán, se llevó a cabo la semana pasada la reunión de los BIRCS que agrupa a China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica, los fundadores, así como a nuevos miembros que se han sumado Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Irán, Egipto y Etiopia y a los que ahora se sumarán otras 13 naciones entre las que se encuentra Cuba y Bolivia, por el continente Latinoamericano/caribeño. Los BRICS han desafiado con relativo éxito el dominio de Occidente que se mantiene desde aquel fatídico desvío de Colón hacia el ahora continente americano en la búsqueda de las especies producidas en Asia y que lo hizo encallar en las islas caribeñas. Las otras naciones que se integrarán son: Argelia, Bielorrusia, Indonesia, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Kazajistán, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.
Desde el punto de vista cultural, la cumbre mundial de los BRICS, no es únicamente una reunión que muestre el poder económico y militar de una región contra otra (Oriente contra Occidente), se trata, en el fondo, de una concepción cultural/civilizatoria que se ha interpuesto en el camino de Occidente ante el quiebre del modelo occidental civilizatorio al que han conducido a la humanidad en los últimos 500 años. Esto último, se puede reconocer en la crisis ambiental y humanitaria que vive el planeta no sólo por el Cambio Climático sino por la intervención capitalista desde hace 500 años en que inicia Occidente su dominio y que han dejado a la humanidad y al planeta al borde de la muerte.
Aunque personalmente no estoy tan cierto de que, efectivamente, el bloque de los BRICS represente una alternativa real al reto ya referido, existe en aquella región una esperanza, que como sea es una esperanza ante la tragedia a la que nos ha conducido Occidente. En Latinoamérica desde hace siglos hemos aprendido a que nadie nos va a salvar de la tragedia ecohumanitaria que vivimos desde la conquista hasta nuestros días; sin embargo, ante las dificultades de contar con acciones que contrarreste de alguna manera lo que ha venido ocurriendo, no podemos cerrar los ojos ante lo que es casi inminente: el fin del modelo colonial imperial occidental-estadounidense.
A los BRICS se han sumado naciones que representan culturas civilizatorias (Egipto e Irán) que para Occidente cuentan más como puntos civilizatorios de la humanidad, pero no integrados a la historia construida por las élites y que empieza en Grecia y termina en Estados Unidos, pasando por toda Europa. La cultura oriental/egipcia africana, que surge en el primer sistema interregional entre Egipto y Mesopotamia, da cuenta en un primer momento de la importancia no del espíritu abstracto sino de ética y la corporalidad, de la necesidad de comer, vestir, contar con un techo, sanar, aspectos de los que da cuenta el Código de Hammurabi. En esta región aparecen las primeras experiencias del cristianismo preimperial romano (Dussel, textos sobre la Ética de la liberación).
China y la India (ambos con casi mil 500 millones de personas), que representan a civilizaciones del mismo nivel que las culturas mesoamericanas e incaicas. Se trata de dos naciones que por sí mismas representan casi a la mitad de la población mundial y que fueron potencias interregionales hasta antes de que la modernidad occidental europea. Se trata de culturas que, hasta antes de la modernidad, eran superiores a occidente que no figuraba para nada para decirlo coloquialmente. China y la India no descubrieron América porque eran las potencias de su época. Europa tenía como centro económico y comercial a la región asiática. Su interés en llegar a ese centro lo llevó por casualidad a descubrir nuevas tierras y convertirse en potencia mundial (Dussel, textos sobre la Ética de la liberación).
China, se ha convertido en la segunda potencia inversora en Latinoamérica y ha desplazado a la Unión Europea. Está sólo por detrás de EU. Las inversiones se han dirigido a crear infraestructura y en la producción de energéticos y todo aquello que requiere alimentar a casi mil 500 millones de chinos y a una industria y región que se ha convertido la fábrica del mundo y la segunda economía mundial, después de Estados Unidos. China establece contratos con las naciones con las que mantiene relaciones económicas con el fin de garantizar sus inversiones, pero lo que se ha observado es que no tiene una política que implique condicionantes políticos a las naciones como si lo ha hecho y hace Estados Unidos. Argentina, abandonó los BRICS, pero ni el Brasil del derechista Bolsonaro ni del izquierdista Lula han dejado los BRICS. Lula, fue promotor y fundador.
Rusia no pudo, de momento, facilitar el ingreso de Nicaragua a los BRICS, ni China pudo incorporar a Venezuela. Lula impidió el ingreso de Venezuela, argumentando que había perdido la confianza en el gobierno de Maduro debido a que no había cumplido con el compromiso de entregar las actas de los últimos comicios ocurridos en Venezuela en donde el Colegio Electoral le dio el triunfo al sucesor de Hugo Chávez. El gobierno venezolano ha establecido que las actas fueron hackeadas por la oposición, mientras que Maduro tomará posesión en enero de 2025, pero en la sesión de los BRICS tuvo que vivir una dura derrota. De acuerdo a información que se ha filtrado a la prensa, el gobierno de Putin ha respaldado a Maduro como ganador de los comicios. Lula, también vetó a Nicaragua, debido a diferencias con políticas de Daniel Ortega lo que llevó a ruptura de relaciones diplomáticas.
Cuba, finalmente, fue aceptada, lo que representa un éxito y un alivio para el gobierno de Díaz-Canel. Algunas agencias de noticias vinculadas a los Estados Unidos manejan el ingreso de Cuba a los BRICS como un acto de compasión de parte de esa organización hacia Cuba. Lo cierto es que representa un gran éxito para el pueblo cubano que ha resistido la agresión de la potencia militar y económica que representa EU en la región y en el mundo. Los BRICS de entrada muestran una cara distinta a la de Estados Unidos que ha querido doblegar al pueblo cubano por medio de imponerle el hambre y la más salvaje e inhumano bloque económico desde la revolución hasta nuestros días. Los BRICS le muestran al mundo que es posible coexistir con una revolución cuyo pueblo hizo su experiencia y ha resistido con heroicos esfuerzos y sacrificios.
El cubano, es un pueblo ejemplar, recordemos el apoyo ofrecido por medios cubanos durante la pandemia y merece todo el apoyo para que viva en mejores condiciones su población.
El factor militar ruso. De ingreso reciente se debe destacar a Arabia Saudita, Irán y los Emiratos Árabes Unidos. Se trata de potencias petroleras y financieras del mundo actual, así como militares (porque Irán ha desarrollado armas nucleares), cuya integración a los BRICS ha modificado la correlación de fuerzas en el Medio Oriente. Lo anterior, sirve para comprender el conflicto que existe en estos momentos en esa región, la confrontación entre Irán e Israel, en donde este último dejó de ser una nación "intocable" desde el punto de vista militar. Apenas hace unos años habría sido imposible creer que Israel podría ser atacado por misiles desde otra nación. Ahora, esa situación se acabó. Sólo describimos, sin hacer apología de la guerra.
Rusia es sin duda, el que marca la diferencia militar como ya lo hemos visto como primera potencia mundial militar desplazando a Estados Unidos. Ha establecido relaciones de intercambio de tecnología militar con Irán. Este último, le ha proporcionado a Rusia la tecnología desarrollada en torno a los drones que han sido muy importantes en la guerra que sostiene con Occidente representada por Ucrania. A su vez, Rusia le ha prestado ayuda a Irán en su conflicto militar con Israel, prestando asesoría en cuanto a tecnología para la detección de misiles, lo que ha cambiado la relación de fuerzas entre Israel e Irán y entre Israel y la región. El ingreso de Arabia Saudí como de los Emiratos a los BRICS ha contribuido en ese sentido de manera sustancial. Esperemos que esto termine con el genocidio israelí al pueblo palestino.
Un mundo no colonial, no imperial, alejado de la inhumanidad y el caos ambiental es posible, los BRICS pueden convertirse en ese paso en esa dirección, aunque posturas como las de Lula no ayudan.
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