Siempre habrá un motivo para celebrar, y en familia es mejor. Al decir familia, ésta no es solo la directa, sino la que uno elige, esas personas con las que se quiere compartir por la afinidad que existe, y es cuando se disfruta el momento y se superan las expectativas.
A una fiesta, se invita, asiste quien tiene ganas de divertirse y estar rodeado de personas positivas con un mismo objetivo, a un funeral, no se invita, las puertas se abren y llega quien tiene un verdadero compromiso moral con quienes sufren el duelo, sin hablar, con el simple hecho de hacer acto de presencia, el que sufre se ve fortalecido y así, tanto en la alegría como en el dolor, está quien quiere y debe.
Nadie está de más y tampoco alguien falta, los que se han reunido saben a lo que han llegado y sabrán abrazar con gusto y buenos deseos o abrazarán para externar las condolencias, es ahí donde está la familia que tenemos por elección, esas personas que traspasan la barrera de la amistad y se convierten en un miembro más de quienes forman un hogar.
Hace unos días fui testigo de unos eventos que, por su sencillez, superaron las expectativas, familias enteras formaron una sola, convivieron sin el protocolo de una recepción, el pasto fue la mesa y la silla para compartir los alimentos que además de ser parte de la nutrición, precisamente hicieron eso, nutrieron el interior de quienes, en torno a una barra improvisada de delicias culinarias preparadas para la ocasión, rieron y pasaron instantes de regocijo.
Padres, hijos, hermanos, vecinos y amigos integraron esa familia de la que les he escrito anteriormente, incluyendo a su profesor, que en ese momento dejó de serlo para ser uno más de ese nutrido grupo que está escribiendo las últimas páginas de una colección de seis tomos en los que se ha puesto en manifiesto que cuando los padres y el maestro se comunican adecuadamente, se logra lo esperado y mucho más.
Cuando la escuela no prepara para concursos y lo hace para enfrentar los retos que la vida les pone frente a sí, se cumple el verdadero propósito de la educación, formar para la vida.
Y a los padres de familia, se les agradece la confianza depositada en el mentor, ese ser que cruza la línea laboral para ser parte del entorno familiar del que se le dificultará despedirse ante el inminente y próximo final.
Las frases describen los momentos, pero las imágenes los ilustran y hacen revivir la experiencia compartida esperando una próxima ocasión para reír y disfrutar, capturando lo vivido en un dispositivo, guardándolo en la mente y haciendo que se anide en el corazón.
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