Este domingo un diputado muy preocupado por la estabilidad de sus representados, financió y promovió una marcha en Medellín.
El diputado local Maleno Rosales, quien fue de alguna forma arropado por el presidente de la Jucopo del Congreso del Estado, Juan Javier Gómez Cazarín, y por extrabajadores del extinto SAS, quienes desde hace años reclaman sus liquidaciones encabezó una “causa ciudadana”.
El pretexto de Maleno fue manifestar el repudio de la sociedad hacía el Grupo MAS, por sus malas acciones y pésimo servicio como organismo encargado del suministro de agua potable en la conurbación Veracruz-Medellín. De lo cual miles de usuarios en esos municipios le dan la razón.
Cierto, Grupo MAS tiene que ser echado de Veracruz, pues su inoperancia es a todas luces un grave problema social que está afectando a miles de veracruzanos. Y mantiene un robo impune cada mes a los recursos que les succiona directamente a los ciudadanos, quebrantando su economía familiar.
Sin embargo, no todo es color de rosa, ni todo es bien intencionado, pues de muy buena fuente está confirmado que la marcha de este domingo tuvo realmente otro fondo: el tema huele más a político-electoral que a un verdadero interés por los problemas de la gente. Y por qué no decirlo saldrían a relucir hasta intereses económicos, sabiendo que MAS es una caja generadora de jugosos recursos.
Y en este embrollo, argumentando su marcha ciudadana, todo parece indicar que Maleno Rosales sorprendió o como dicen en el argot medellinense y de la zona de Lerdo, le tomó el pelo a Gómez Cazarín.
Y es que solo hay que reflexionar algo tan claro: Si los principales enemigos políticos están en municipio panista de Veracruz, en donde también se asienta el 90 por ciento de los usuarios del agua de la inoperante Grupo MAS, no se entiende cómo es que organizan una marcha en Medellín, en donde proporcionalmente son menos los usuarios afectados por la leonina empresa española.
Además que políticamente es donde se asienta el más importante bastión morenista de la zona costera central del estado de Veracruz.
¿Acaso no era mejor en todos los aspectos -incluyendo el social y el mediático- marchar en donde son miles y miles las quejas de ciudadanos que diariamente padecen la indolencia de una empresa espuria, en la cual, todos sabemos, tienen grandes intereses económicos la familia Yunes?
O le tendrá Maleno mucho respeto a su homólogo, el diputado de Morena, Fernando Arteaga Aponte, quien también anda haciendo sus pininos y le pega a medias y con arañazos a Grupo MAS, un día sí, y seis meses después otra vez, a ver si le llaman y le ofrecen algo que no pueda resistirse para calmar sus reclamos.
Todos estos cuestionamientos apuntan a que el diputado Magdaleno Rosales orquesta toda una campaña negra -engañando a sus colegas legisladores- para montarse en la ola electoral con miras a seguir en la ubre legislativa, pero ahora en el orden federal.
Y es que al nativo de Manlio Fabio Altamirano de repente le agarró un impresionante amor por Medellín, donde se encuentran los mayores activos de Morena y qué mejor que el Grupo MAS para buscar capitalizar su imagen.
Para nadie es un secreto que en dos periodos que lleva como diputado local nunca hizo algo positivo por los medellinenses.
De hecho su “mayor logro”, el cuál cobró mucha relevancia mediática, fue haber protagonizado un escándalo por enviar fotos de él posando desnudo, solicitando favores sexuales.
Pero además, otro dato que llama mucho la atención es por qué razón la lideresa del extinto sindicato del SAS, Angélica Navarrete Mendoza, con quien Maleno ha trabado muy buena “amistad”, ha preferido enfilar sus baterías hacia Medellín y no hacia el municipio de Veracruz.
¿Acaso Maleno y Angélica Navarrete le tienen miedo a los Yunes?
¿Acaso se confirma que éste es un tema político-preelectoral dentro de Morena, más que social?
¿Acaso se confirma también el canibalismo político que predomina en Morena?
Todo puede pasar. Y lo que sí se sabe es que los verdaderos enemigos -o sea, los Yunes- se deben estar desmayando de la risa al confirmar que los principales enemigos de Morena son los propios morenistas. Y que su gran negocio con el agua, heredado hace unos años, nadie se los toca.
/ct
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