La corrupción es un fenómeno complejo, social, político y económico, que afecta a todos los países. Corrompiendo el estado de derecho, creando procesos burocráticos, cuya única razón de ser es la de solicitar sobornos, desincentiva el desarrollo económico dando como resultado un crecimiento del rezago social ya que incrementa los costos de las obras además de dañar los programas de gobierno.
Como ejemplo, la ONU ha señalado que solo el abuso fiscal de las corporaciones transnacionales cuesta alrededor de 438 mil millones de dólares, monto suficiente para vacunar tres veces al mundo contra el COVID 19 y abatir la pobreza en África. Existe un problema de carácter estructural, en el que las medidas represivas en contra de la corrupción siempre son necesarias, pero nunca suficientes, lo ideal es prevenir, prevenir y prevenir…
En este sentido hoy es el Día Internacional contra la Corrupción. La Asamblea General de las Naciones Unidas; estableció con la finalidad de crear conciencia sobre este jinete del apocalipsis, de alcance global que impacta a todos los sectores de la población, especialmente a los más desfavorecidos. Uno de los temas sobre los que se reflexiona con motivo de esta fecha es la relevancia de la integridad pública en la lucha anticorrupción.
En el marco de lo anterior, la ASF desarrolla una serie de actividades relacionadas con la difusión de la política de integridad institucional y la promoción de los valores y principios éticos que rigen a las Entidades de Fiscalización Superior, como presentaciones de libros, conferencias, círculos de lectura y de cine debate que tuvieron como propósito sensibilizar y capacitar a nuestro personal en materia de ética e integridad, por medio de actividades que propicien la reflexión ética y fortalezcan el “músculo ético” de nuestro personal.
Entre otras actividades fue la presentación del libro “Moralidad pública: Un acercamiento a la ética y al estado” del Dr. Luis Miguel Martínez Anzures, presidente del INAP. Esta obra reflexiona sobre la relevancia de la moralidad, la integridad y la ética en el ámbito público y su rol en la lucha contra la corrupción. Fortalecer la integridad en el servicio público es una prioridad con el fin de prevenir la corrupción, ya que la ausencia de valores y principios genera un aumento de vicios y antivalores.
La moralidad y la integridad en el servicio público va más allá de la adopción de Códigos de Ética y Conducta, ya que es necesario construir una cultura y un sistema de integridad institucional para evitar riesgos y obstáculos que dificulten a los servidores públicos actuar y conducirse éticamente en el desempeño de sus funciones.
Así, la integridad pública implica el uso de los poderes y recursos confiados al Estado de forma efectiva, honesta y para fines públicos, apegado a los principios y valores del servicio público. Actuar con integridad, en el servicio público, conlleva contar con principios morales sólidos, con rectitud, honestidad, objetividad y profesionalismo, a la altura de las expectativas ciudadanas.
Para favorecer la construcción de una cultura ética a nivel institucional, las entidades públicas deben adoptar un enfoque estratégico y estructural, generando ambientes laborales armónicos e íntegros, en el que su personal conozca y aplique los principios y valores del servicio público en sus labores cotidianas y sepa cómo actuar ante un dilema ético. Esto genera un entorno que reduce los riesgos de corrupción, y que debe acompañarse de un sistema de control “duro”, con las facultades y atribuciones adecuadas para detectar, investigar, procesar y sancionar los actos de corrupción. Incluso las del personal auditor.
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