Conociendo los antecedentes y los hechos que cobraron la vida de Fernando Pérez Vega “El Pino”, no es difícil coincidir con el gobernador Cuitláhuac García, quien señaló que el homicidio múltiple registrado en la carretera Veracruz-Xalapa obedeció a un “ajuste de cuentas”.
En los hechos mencionados, la familia entera de Fernando Pérez fue ejecutada por un comando fuertemente armado. Decenas de balazos y una ráfaga que terminó con la vida de todos los ocupantes de la pick-up Ford negra.
El saldo fue de seis víctimas mortales; entre ellas, dos menores. Además, en la balacera murió una persona que circulaba a bordo de un taxi por el lugar. A reserva de lo que diga la Fiscalía, parece que tanto la familia como el taxista fueron daños colaterales.
Fue una saña tan impresionante como la gran cantidad de cartuchos percutidos.
Tras los hechos, la Secretaría de Seguridad Pública activó el llamado “Código rojo”, pero no dio con los autores del atentado. La fiscalía veracruzana, en tanto, anunció que abrió una investigación sobre el caso. Hasta este momento no hay detenidos.
Por la mañana del lunes, las corporaciones de seguridad, incluyendo a la Secretaría de Marina, seguían con el operativo; patrullajes, rondines y retenes por la zona.
La víctima a quien presuntamente iba dirigido el ataque es un hombre muy conocido en la zona del Totonanacapan; “El Pino” fue candidato de Fuerza por México a la presidencia municipal de Coxquihui en las elecciones de 2021. Se quedó muy cerca del triunfo, que al final favoreció al panista Juan Pablo Gómez.
Sin embargo, sus actividades no se limitaron a la política: el hermano de Reveriano Pérez Vega, jefe del grupo identificado como “Los Pelones”, fue vinculado con la delincuencia. Se le identificaba, incluso, como generador de violencia en la zona norte de Veracruz.
Desde hace años ha trascendido que “Los Pelones” mantenían el control en una amplia zona del Totonacapan, básicamente Coxquihui, Coyutla y Espinal, donde en diciembre pasado fue ejecutado el comandante de la Policía Municipal José Luis Quinto.
Justo cuando se cumplió un mes del homicidio del comandante y tres semanas después de los ataques contra tres bares de Poza Rica –que cobraron la vida de ocho personas–, Fernando Pérez fue ejecutado cerca de Veracruz, a más de 270 kilómetros del municipio que pretendía gobernar, Coxquihui, un lugar con menos de 20 mil habitantes, enclavado en la sierra que colinda con Puebla y con fuerte presencia de población indígena.
Parece imposible no hilar los hechos de Espinal en diciembre de 2022 con los de enero del presente año, y con los de este domingo, que cobraron las vidas de Pérez Vega y su familia.
En esos tres hechos, aparentemente inconexos, hubo 15 personas muertas.
Probablemente debido a esos antecedentes, al abordar el tema de los hechos de violencia del pasado domingo, el gobernador veracruzano habló una vez más –como lo hiciera hace menos de un mes en los casos de Espinal y Poza Rica– de un ajuste de cuentas, que en esta ocasión está lejos de parecer una hipótesis descabellada o un recurso para justificar la violencia.
@luisromero85
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