(Segunda de tres partes)
El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) se ha presentado como un proyecto clave para el desarrollo económico de la región sur-sureste de México, prometiendo una transformación en infraestructura, comercio y generación de empleo. Sin embargo, la presentación del martes pasado en el Teatro de la Ciudad de Coatzacoalcos, titulada "Motores de desarrollo, avances y perspectivas del CIIT", dejó al descubierto importantes vacíos en su ejecución actual.
Durante el evento, las preguntas de empresarios locales y miembros de la prensa evidenciaron que, a pesar de las promesas, el proyecto aún se encuentra en una etapa inmadura.
Aquí dos temas: Aún no se han implementado mecanismos claves para asegurar que las empresas que se instalarán en los Polos de Desarrollo Bienestar (PODEBIS) paguen impuestos locales o estatales.
Además, no existe un padrón de proveedores que permita a los empresarios locales participar en los contratos y adquisiciones de lo poco que se ha desarrollado hasta el momento.
Uno de los comentarios más contundentes vino de Raúl Prieto, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) en Coatzacoalcos.
Prieto, con un enfoque directo y preciso, sugirió que es vital establecer un mecanismo para asegurar que las empresas que se instalen en los PODEBIS se registren y paguen impuestos dentro del estado en el que operan.
La preocupación de Prieto es que, al no existir este mecanismo, los impuestos generados por estas empresas podrían terminar centralizándose en la federación, dejando a las regiones donde se instalan sin los recursos necesarios para mejorar la infraestructura y servicios públicos.
La respuesta de Alejandra García, directora ejecutiva de Comercio Exterior e Interior del CIIT, fue preocupantemente vacilante.
A pesar de reconocer que esta era una solicitud recurrente en foros anteriores, admitió que, por el momento, no existe un mecanismo para asegurar que los impuestos se queden en los estados.
Aunque enfatizó que están trabajando con los desarrolladores para abordar esta cuestión, su respuesta careció de concreción, dejando en el aire la incertidumbre sobre cuándo se implementará una solución que realmente beneficie a las economías locales.
Otro tema crítico abordado durante el evento fue la falta de un catálogo de proveedores locales que permita a las empresas regionales ser parte activa en el desarrollo del proyecto.
Ignacio Alonso, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco) en Coatzacoalcos, preguntó de manera directa, “como en su rancho” diría, si existía algún catálogo de proveeduría para que los empresarios locales pudieran inscribirse como proveedores de los diferentes sectores comerciales en las Podebis.
La respuesta, aunque más optimista, fue igualmente poco clara.
Uno de los desarrolladores señaló que "justamente estamos en esta etapa", refiriéndose al proceso de delimitar y definir un catálogo de proveedores. Sin embargo, no se ofrecieron plazos concretos ni una estrategia clara sobre cómo se implementará esta lista, lo que genera dudas sobre la verdadera disposición para integrar a los empresarios locales en el proyecto.
El Contraalmirante Alfonso Fabián González Belmonte, coordinador general de promoción de inversiones del CIIT, aseguró que uno de los criterios calificados en las licitaciones es que las compras sean locales.
De acuerdo con Belmonte, las empresas que obtengan concesiones en los PODEBIS estarán obligadas a demostrar que sus compras son de proveedores locales, y en caso de no cumplir con esta obligación, podrían enfrentarse a prórrogas o incluso la reversión de sus concesiones.
A pesar de este compromiso, Belmonte no proporcionó detalles sobre cómo se monitoreará el cumplimiento de esta condición.
La falta de un marco regulatorio claro que garantice que las compras locales se conviertan en una realidad palpable ha generado inquietud entre los empresarios, que temen quedarse al margen de los beneficios económicos que el CIIT podría traer a la región.
En teoría, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec representa una oportunidad histórica para el sur de México. No obstante, lo que quedó claro en esta presentación es que el proyecto aún está lejos de cumplir sus promesas. La falta de un mecanismo fiscal que garantice que los impuestos beneficien directamente a los estados donde se instalan las empresas, sumada a la inexistencia de un padrón de proveedores locales, refleja una falta de previsión y planificación.
Es preocupante que, a pesar de las múltiples presentaciones y foros realizados, estos temas clave continúen sin resolverse.
Los empresarios locales, que deberían ser los primeros en beneficiarse de un proyecto de esta envergadura, se encuentran desorientados y escépticos ante un futuro incierto.
El CIIT todavía tiene mucho camino por recorrer. Los desafíos son grandes, pero no insuperables.
Para que este proyecto cumpla con su potencial, es necesario que las autoridades federales, estatales y los desarrolladores adopten medidas concretas para integrar a las economías locales.
El tiempo apremia y la paciencia de los empresarios y ciudadanos de la región se está agotando.
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