“Gracias a Dios aquí está, sus dedos están completos”, son las palabras con las que Silvia Enrique Marín celebró la vida de su hijo Juan Roberto Salvador Enrique, que tras quemarse sus brazos y manos con una cazuela con caldo, hoy vive una realidad de superación.
A los dos años y medio, el pequeño Juan Roberto se encontraba descansando en un poblado de Tuxtepec, Oaxaca, a donde acudiría junto a sus padres a un funeral, sin embargo, el menor caminó por el lugar y sin darse cuenta se topó de espaldas con una cazuela.
“Yo puedo decir que él está así, pero va a estar mejor” Silvia Enrique Madre de Juan Roberto
Así comenzó el peregrinar para el pequeño y su familia, pues al acudir al Centro de Salud les dijeron que no contaban con implementos para atenderlo y que debía ir a un hospital; el más cercano estaba a cuatro horas, donde sólo se le realizó un lavado quirúrgico, pues al pequeño se le desprendió la piel.
El daño ocasionado por la quemadura de un caldo de pollo, dejó a Juan Roberto con sus brazos y manos dobladas, casi pegadas al tórax; en el hospital de Tuxtepec le dijeron que ante la falta de equipos debía buscar otro en Veracruz o en la capital que sí tuviera unidad para quemados.
“Me quedé paralizada, no pude hacer nada, en el momento en que el papá lo saca, la piel se le desprende…Gracias a Dios el niño salió bien y lo mandaron a Veracruz”, narra la madre de familia.
Es así como logra el traslado al Hospital Regional de Alta Especialidad de Veracruz, donde el pronóstico no era favorecedor ante la gravedad del menor, pues apenas comenzaría lo más difícil:
La recuperación y con ello los gastos, que el padre de Juan Roberto difícilmente podría cubrir, siendo así cuando los enlazaron a Coatzacoalcos con la Fundación Te Queremos Ayudar.
“Y yo no sabía en ese momento de la licenciada Xóchitl…Yo no sabía si le estaba hablando bien”, indicó.
La fundación a cargo de Xóchitl Mortera les apoyó con medicamentos y apósitos, incluso a tramitar el pasaporte y visa para así gestionar el traslado a Galveston, Texas, al Hospital Infantil Shriners, donde sin costo alguno le hicieron la primera operación y esperan tener la segunda para mayo de este año.
“Yo puedo decir que él está así, pero va a estar mejor… a él le hicieron la primera cirugía del brazo derecho”, externó Enrique Marín.
Hoy la vida de Juan Roberto es otra tras la operación, pues puede usar su brazo derecho para cosas tan sencillas como comer, quitarse la ropa y hacer tarea, pues tiene seis años y acude a la primaria.
Su esfuerzo por salir adelante fue recompensado por la Fundación Te Queremos Ayudar, pues se le obsequió un auto a escala, del que ni tardo ni perezoso, corrió a subirse en él para manejarlo.
Juan Roberto demuestra con su actitud resiliente que cualquier adversidad no es nada frente a la voluntad, a lo que se suma esa magia de los niños que donde hay problemas, sólo ven un reto divertido para afrontar la vida.
“Me siento bien”, expresó brevemente Juan Roberto tras lo emocionado de estar en su carro de juguete.
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