Sin lugar a dudas durante las emergencias, surgen diversas actitudes de las personas, por un lado aquellos que buscan sacar provecho, como en los casos de volcaduras de unidades de carga, como en otros el apoyar, atender, cuidar, apoyar, como lo hicieron los trabajadores del IMSS clínica 36, luego de la fuga de gas.
Esa gente que se encontraba laborando al interior del hospital localizada entre Flores Magón y Román Marín, Melchor Ocampo e Independencia, mostraron el amor a su labor, a su desempeño, pero sobre todo a su prójimo por quienes dieron todo.
Enfermeras, camilleros, trabajadores sociales, todo aquel que estaba laborando dentro de las instalaciones de la clínica 36 del IMSS, hicieron algo por ayudar a alguien que estaba bajo atención médica y lograr su evacuación en medio de la contingencia.
Los estudiantes de las diversas universidades que realizan sus prácticas ‘le pusieron pecho a las balas’, como dice el dicho popular, al aplicarse por llevar a alguien fuera de la clínica, para alejarlo de la fuga de gas.
Algunos de ellos dieron varias vueltas para poder salvar a la mayor cantidad de gente posible, ante el peligro que representaba la presencia del gas tras la fuga.
Exponiendo su propia integridad física, en ese momento el pensamiento era el de ayudar, atender, salvar, rescatar, en ese momento no hubo otra cosas que no fuera la ayudar.
Los pacientes, hombres, mujeres, niños, ancianos, todos ellos en sus batas verdes, algunos salían por su propio pie, acompañados de los trabajadores de la salud que le llevaban cargando los sueros o las bolsas con sangre.
No se vio pánico ni desesperación o temor, se vio la atención y la aplicación en el servicio, en el cuidado de aquellos que se sumaron, donde lo importante era salvar vidas.
Aquí no fue tiempo de las selfies, de la vanagloria o buscar el reconocimiento, aquí fue el cuidado de prójimo que se vio plasmado incluso por todos aquellos vecinos que pusieron sus viviendas para recibir a los pacientes.
Si, en varias casas aledañas recibieron en sus patios a los pacientes, para darles una silla y pudieran esperar a que pasara el peligro, mientras que seguían siendo atendidos por las enfermeras.
No había obstáculo que no pudiera ser superado, por ello las enfermeras colgaron de las ramas de los árboles los sueros y las unidades de sangre que tenían los pacientes.
Por un lado las mamás que habían tenido a sus pequeños y por otro las enfermeras que los cargaban en sus brazos, dando un claro mensaje de amor, de cuidados, de solidaridad, de fraternidad universal, donde las únicas barreras, fueron las cintas amarillas que fueron colocadas por los policías para evitar el ingreso de otras personas.
Una clara muestra de esperanza, de lo que es y representa el pueblo mexicano en este tipo de contingencias, donde sin importar lo que pueda llegarle a pasar, siempre se suma para atender, para apoyar.
Un reconocimiento desde este espacio para todas aquellas personas que participaron en esta peligrosa situación, donde mostraron un gran don de servicio.
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