Sazón del Istmo: La Paisanita, tres generaciones conservando la gastronomía oaxaqueña en Coatzacoalcos | VIDEO

Por más de tres generaciones, la familia de Adriana Cabrera Jiménez, se ha dedicado a la venta de garnachas y picadas, compartiendo un poco de la gastronomía del Istmo de Tehuantepec.

UN EJEMPLO MÁS DE EMPRENDIMIENTO

La falta de un empleo y la necesidad de cubrir los gastos en su hogar, la llevaron a emprender, colocando un local sobre la avenida Las Palmas y General Anaya de la colonia Rafael Hernández Ochoa. 

“Viene de generación en generación, ahorita llevo acá 4 años vendiendo, la idea inició por mi mamá, ella empezó diciendo que pondría un negocio de las garnachas, ella empezó a vender, seguí yo y ahorita lo está haciendo mi hija”, comentó.

Las garnachas, de la “Paisanita” han ganado fama en ese sector de la ciudad, ya que tienen un toque especial que las diferencia de las demás. 

Aunque la técnica es igual, el sazón es completamente diferente, pues eso le ha permitido ganarse la confianza y el paladar de quienes aman los antojitos oaxaqueños. 

“Pues muy rico, la verdad, todos los que han venido a comer aquí, me dicen que están buenas las garnachas, por lo regular me dicen que las garnachitas las hacen un poquito más grandes y estas son más chiquitas, pero un toque especial”, declaró.

UN SECRETO BIEN GUARDADO

Sin revelar su secreto en la cocina, Adriana con 53 años de edad, recordó sus orígenes, y el amor que le pone a cada uno de los alimentos que prepara, le dan un toque especial, además que los productos son 100 por ciento frescos, del día.

“No te voy a decir todo, pero el procedimiento es, cocer la carne, se pica, a las tortillas les ponemos manteca, se le pone la salsa, la salsa lleva otro ingrediente, para que le dé un buen sabor, de ahí se le pone la carne con cebolla, se lo ponemos a la garnacha, se le pone su repollo y el queso”, detalló.

Refugiada bajo una lona y en compañía de su madre, Adriana, dijo que las mujeres del istmo es trabajadora y nunca se dan por vencidas pese a las adversidades. 

Si tienen la oportunidad de darse una vuelta por la colonia Rafael Hernández Ochoa, tienen que hacer un alto obligado en las garnachitas de la “Paisanita”, para deletrear el verdadero sazón del Istmo de Tehuantepec.