Ada Peralta Antonio, sigue la tradición de su madre, doña “Chila” (ya fallecida), ella hace los tamales para regalar en el día de San Judas Tadeo, el santo de las causas perdidas, el protector de los comerciantes, vendedoras de comidas y gente del “istmo”, que le tienen mucha fe, al santo patrono más invocado popularmente.
Esta vez los tamales son de chípil o chipilín con zurrapa, tiene pensado regalar unos 150 tamales entre sus conocidos, los elabora un día antes, empezando con despicar las hojas, después cose la masa con manteca de cerdo y la zurrapa, para de ahí preparar la hoja donde se envuelven los tamales para su cocimiento final.
Desde hace 30 años es su labor, es su conocimiento de fe, es su tradición istmeña, es su trabajo y su regalo al santito de su devoción, que en muchos hogares le hacen tamaliza, comida o de plano una fiesta completa, con jolgorio en la víspera, las mañanitas en su día y la lavada de olla al siguiente.
Dice que los insumos han incrementado su precio, el ramo de chípil cuesta 50 pesos y necesita tres para 50 tamales, la masa 14 pesos el kilogramo, la zurrapa 25 pesos la bolsita, la hoja de plátano igual esta cara, ante esto ella no se desanima, pues es más grande su devoción a “San Juditas” como ella le dice.
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