Desde su origen en el Siglo XIX, pero con un pasado ligado a la Villa del Espíritu Santo, Coatzacoalcos siempre ha sido una gran ciudad
El siguiente extracto fue tomado integro del libro ‘Coatzacoalcos. La construcción histórica de una ciudad’ realizado durante la administración de Carranza Rosaldo, cuyos autores fueron Alfredo Delgado Calderón y Álvaro Alcántara López.
Sin duda alguna el Coatzacoalcos actual debe su asentamiento y desarrollo a cuatro factores fundamentales: el ferrocarril, el puerto, el petróleo y el río. Por su posición estratégica, Coatzacoalcos ha funcionado como un importante enlace en el eje costero, mientras que el río fue la vía que comunicaba gran parte del Istmo y permitía enlazar ambos extremos.
Cuando la comunicación entre el Golfo de México y el Océano Pacífico se hizo indispensable, el ferrocarril vino a sustituir al río. Como vimos al principio, esa posición estratégica fue determinante para que en tiempos prehispánicos surgiera un puerto importante en la margen derecha del río, entre los siglos V aC y XII dC. Entonces, como hoy, se explotaba el petróleo, el mar y el río, y ese puerto costero y fluvial era el enlace entre los grandes imperios de la época: el maya y el teotihuacano. Hoy, las prioridades han cambiado, y Coatzacoalcos se perfila como parte de un corredor interoceánico que permita el flujo comercial entre oriente y occidente.
La línea férrea actual y los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos fueron un sueño largamente acariciado por centurias, hasta que en el siglo XIX varios proyectos buscaron concretarlo, lo que finalmente se logró durante la larga dictadura de Porfirio Díaz. De entonces a la actualidad, en poco más de un siglo, han cambiado profundamente la ciudad y la industria petrolera, pero la infraestructura del puerto y el ferrocarril descansan básicamente en los planes y diseños de la época porfiriana.
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