Más de 60 buques petroleros que transportan aproximadamente 18 millones de barriles de combustible se encuentran frente a las costas mexicanas esperando que se libere espacio de almacenamiento para poder descargar, lo que provoca que se estén pagando elevadas tarifas por cada día de espera.
En Coatzacoalcos, es común observar desde el Malecón Costero, filas de embarcaciones que esperan entrar al recinto portuario, por lo general en épocas de Frente Fríos, siendo el último caso durante los festejos de los 500 años, que se suspendió la navegación por el río.
La mayoría de esas embarcaciones transportan gasolina y diésel importados por Petróleos Mexicanos (Pemex), declararon personas familiarizadas con la situación. Con multas diarias de alrededor de 40 mil dólares por barco por cada día de espera, el costo por los importadores de combustible atascados en fila asciende a cerca de 2.4 millones de dólares diarios, con Pemex asumiendo la mayor parte, dijeron las personas.
De hecho, a medida que crecen las importaciones, la acumulación de petroleros ha aumentado a más de tres veces el volumen habitual, comentó una de las personas. Los aproximadamente 60 buques en espera tienen suficiente combustible para satisfacer alrededor de 60 por ciento de la demanda mensual del país.
La última vez que el atasco fue tan fuerte fue a principios de 2020, cuando la pandemia de COVID-19 obligó a México a declarar fuerza mayor en las importaciones, a medida que la demanda de combustibles se desplomó, explicaron las fuentes.
¿Cuáles son las razones del ‘atolladero’?
La congestión en el mar es el resultado de varios factores combinados además de la falta de almacenamiento disponible: El Gobierno mexicano anunció a principios de 2022 subsidios a los combustibles diseñados para controlar la inflación, que importadores como la unidad comercial de Pemex, PMI, están utilizando para compensar el costo de las compras de combustible en el extranjero.
Al mismo tiempo, Pemex incrementó sus compras de gasolina y diésel para satisfacer el alza esperada en la demanda a medida del avance de la pandemia de COVID-19, además de abastecerse antes de lo peor de la temporada de huracanes.
Mientras tanto, las refinerías de México están operando a menos de la mitad de la capacidad en medio de actividades de mantenimiento, lo que resulta en la necesidad de impulsar las importaciones. En junio, Pemex importó cerca de 888 mil barriles de productos refinados, un récord este año, con las compras de gasolina aumentando 17 por ciento en comparación con mayo, y las de diésel aumentando 34 por ciento.
“Tiene sentido que peguen de precavidos en su afán de asegurar los suministros porque si un huracán azota el Golfo de México, podrían estar en serios problemas”, consideró Felipe Pérez, director de downstream de S&P Global Inc. en Los Ángeles. “Los inventarios domésticos de gasolina en México son un poco ajustados”.
Los inventarios de gasolina son suficientes para satisfacer entre nueve y 10 días de demanda, señaló Pérez. En comparación, EU tiene suficientes reservas para hacer frente a 25.8 días de demanda, según la Administración de Información Energética.
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