Cual cóndor surcando los cielos en libertad, Omar Sánchez de 46 años, recorre la República Mexicana dando a conocer su música.
Acompañado de su quena, charango y zampoña, el oriundo del estado de Morelos toca música andina, la cual comenzó como un hobby de secundaria, terminando por convirtirse en su forma de vivir.
En plática informal realizada en un pasillo del mercado “Morelos” en Coatzacoalcos, este artista urbano nos comenta detalles de su vida.
“Mi gusto por la música andina comenzó en la escuela a los 13 años, aunque ya había oído tocar antes algunos guitarristas, no tenía el gusto por la musica”.
“En la secundaria me interesé por formar parte de una estudiantina, donde un maestro que daba clases me enseñó a tocar la guitarra, en ese lapso del aprendizaje un amigo me invitó ir a la casa de cultura en Cuautla Morelos, ubicada en la alameda de esa ciudad.
En ese lugar conocí a sus amigos con quienes se reunía, los cuales tocaban folclor latinoamericano o andino como es más conocida.
Cuando los escuché ensayar me quedé impresionado, me maravillé, fue ahí donde me enamoré de esta música y me hice “brother” de los amigos de mi amigo, con ellos poco a poco fui aprendiendo ejecutar canciones con los instrumentos tradicionales.
“Por las tarde cuando podía, después de salir de la escuela, iba ensayar con ellos, quienes me enseñaron lo que sabían, fue así como poco a poco aprendí este maravilloso arte”.
“Después de un tiempo me casé, y como la música y la cultura no es muy remuneradas, busqué trabajo en un ingenio azucarero llamado Casasano, entre como gente de confianza, en este lugar estuve tres años durante el tiempo de zafras, después me dieron de baja y regresé a tocar”.
“Tiempo más tarde me acomodé como despachador de gasolina donde estuve una buena temporada, hasta que hace cuatro años, durante la pandemia decidí dejar el empleo, ya que cuando comienzan a faltar los frijolitos en casa, uno tiene que buscar la manera de llevar el sustento a la familia”.
“Dejado de nueva cuenta el trabajo formal, para salir a tocar a las calles”.
“Gracias a este arte tan fabuloso como es la música he recorrido varias ciudades y conocido algunos estados de la República, tratando siempre de aprender los usos y costumbres de la gente donde llego”.
“Así como la manera de pensar, las lenguas y dialectos que hablan los pobladores de cada región, llegando a concluir que el pensamiento de las personas de uno u otro lugar, son muy parecidos”.
“Actualmente tengo una familia formada por mis dos hijas, ya mujercitas y mi esposa, quien trabaja de vez en cuando para ayudarme a solventar el gasto de nuestro hogar”,
“Para poder sobrevivir tengo que trabajar varias horas al día, ya que en mi recorrido por las ciudad lejos de casa, tengo que pagar hospedaje, comidas, cena; así como enviar dinero a mi familia.
“Entre mi repertorio tengo canciones tradicionales como son El cóndor pasa, el cual es un himno de libertad en Sudamérica; Moliendo café; Carnavalito, Sonido del silencio; Chiquitita que no es una canción andina pero fue puesta de moda por un grupo de nacionalidad sueca llamado Abba, y que fue grabada al español por ellos mismos, así también baladas de Juan Gabriel, que tampoco forman parte del folclor andino, pero son muy conocidas y forman parte del gusto de la gente, las cuales al oírlas tocar se remontan a algún recuerdo del pasado, para después terminar dejándome algunas monedas después de escucharlas”.
Aún no se cómo concluirá mi oficio de músico, pero es algo que me enorgullece y me da una satisfacción personal, ya que con ello he sacado adelante a mi familia”. Concluyó Omar.
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