Rosa Isela Hernández Carretero volvió a nacer hace año y medio tras sobrevivir al cáncer de mama en etapa avanzada que tuvo: se libró de la metástasis al recibir seis quimioterapias y 25 radiaciones, pero reconoce que gracias a su optimismo, el apoyo de su familia y su fe en Dios, vive para contarlo.
“Hoy puedo decir que lo más difícil ya pasó, que no me da pena hablarlo, porque al contrario, yo le digo a muchas mujeres que se atiendan, como personal que trabaja a veces atendemos situaciones de salud pero descuidamos nuestra propia salud, es importante que nos atiendan a tiempo y que nosotras mismas en casa nos estemos explorando una vez al mes, para ver si en nuestro seno algo que no esté normal, una bolita, porque aunque sea muy pequeña es importante acudir al médico, porque si es a tiempo, eso da margen para salvar nuestra vida”, expresó Hernández Carretero, quien labora en la Jurisdicción Sanitaria XI.
PRIMERA CAUSA DE MUERTE EN MUJERES
Ella se salvó de ser una de las 7 mil 973 personas que fallecieron en 2021 a consecuencia de tumor por cáncer de mama; de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía (Inegi), el 99.4% de estos decesos corresponden a mujeres y sólo un pequeño 0.6% a hombres; debido a ello, desde el 2005 la Secretaría de Salud considera a esta afección como la primera causa de muerte en mujeres, por ello, la autoexploración es el primer paso para detectar anomalías en los senos.
“Que se hagan la autoexploración, es la manera más fácil de detectar una bolita o una tumoración en el seno, pero no lo han logrado (al no hacerla a tiempo), me he enterado pacientes muy jóvenes que han contraído cáncer de mama, cuando acuden al servicio médico resulta que ya es una tumoración del tamaño de una almendra o hasta un durazno… hay que seguir difundiendo y promoviendo la educación de la autoexploración”, expresó el médico Alfredo Phinder Villalón.
De acuerdo con el Inegi, la mayoría de las muertes por cáncer de mama en mujeres ocurren de los 60 años en adelante con 48.24 defunciones por cada 100 mil mujeres.
En el caso de Rosa Isela no sintió molestias cuando se detectó el tumor en su seno izquierdo, incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que el cáncer de mama inicia como un nódulo o engrosamiento indoloro, por lo que una vez detectado en la autoexploración no debe dejarse pasar más de un mes sin acudir al médico.
Alrededor del 90% de los nódulos mamarios son benignos, mismos que pueden presentarse como fibroadenomas y quistes, pero los síntomas que pueden definir si es canceroso son una alteración en el tamaño, forma o aspecto del seno; aparición de hoyuelos, enrojecimientos, grietas o alteraciones de la piel.
También se suma el cambio de aspecto del pezón o una alteración en aureola y secreción anormal por el pezón.
“Había momentos en los que decía ‘ya no quiero seguir’, pero mis hijos me animaron bastante… empecé con una bolita que era pequeña… no se siente ningún dolor, por eso uno pasa desapercibido el problema… cuando fui al área de salud reproductiva en ese momento la encargada no estaba y me dijeron que fuera al médico… en el momento que me atendieron, dos semanas, comenzó una carrera… la mastectomía me la hicieron en una semana”, detalló.
ACTUÓ A TIEMPO
A Rosa Isela le extirparon no sólo un tumor de siete centímetros ni 12 ganglios, sino todo el seno izquierdo, pero más allá de perder, ella ganó salud en un momento tan complejo, pues se dio cuenta al inicio de la pandemia de Covid-19, siendo en dos semanas como todo transcurrió rápido, recibiendo atención en el Hospital Regional de Alta Especialidad del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) de Veracruz Puerto, pues su cáncer era etapa 2, así como en el Centro Oncológico de Córdoba, este último donde pasó mes y medio.
“En lo personal puedo decir que estoy bendecida, porque en el servicio médico tuve todo, no tuve necesidad de comprar algo o buscar algún medicamento, sin embargo, pude estar con familias que carecen de un servicio médico y ellos tenían que hacer casi todos los gastos, tan sólo en un día se gastaban hasta 20 mil o 25 mil pesos en atención médica, cuando es un proceso largo; el consejo que le doy a las mujeres es chécate, atiéndete, cuídate, porque cuidamos mucho a todos los que nos rodean, pero nos descuidamos nosotras… tu salud es importante”, remarcó.
Las marcas de quemaduras por las quimioterapias en sus venas y la cicatriz en su torso son el reflejo de la batalla ganada para Rosa Icela, quien temía que la radioterapia le quemara la piel, pero en sus propias palabras no sintió nada, aunque tuvo que cortarse el cabello, pues se le caía a montones.
“No se siente nada, así como entras así sales, tranquila y contenta (de las radioterapias)… se me empezó a caer el cabello desde la primera quimioterapia… tomé la decisión de ir con la estilista y le dije que me rapara, me quitó todo el cabello y lo que empecé usar fueron chalinas, me las ponía del color de mi ropa, siempre traté de no perder mi esencia… en mi Facebook publiqué ‘no soy un seno, no eres un brazo, no eres un vientre, no eres una parte de tu cuerpo, eres toda completa, tu valor no lo pierdes, sigues siendo una mujer”’, relató su experiencia.
A Rosa Isela Hernández le costó asimilar que tenía cáncer de mama, pasando por la negación, rabia, coraje y el cuestionarse por qué a ella, incluso le reclamó a Dios para luego disculparse y aceptar la mastectomía, es decir, la mutilación del seno, procedimiento quirúrgico que le dolió demasiado, para reposar 14 días y comenzar cambios en la alimentación, lo que representó un giro de 180 grados, pues ya no consume nada enlatado ni embutidos.
“Le dije Señor: perdóname, acepto este proceso, toma mi mano, no me sueltes y fortaléceme cada día, solamente con la ayuda de él en el área espiritual logré salir adelante…la enseñanza es que tenemos que vivir el día, agradécele primero a Dios por cada día que tú te levantas, que tienes el privilegio de volver a estar con tu familia… lo demás ya no importa, quiérete, ámate, vístete, vívelo como si mañana no fueras a estar”, recomendó.
Ahora Rosa Isela acude a sus chequeos rutinarios en la Clínica-Hospital del ISSSTE y cada cuatro meses a Veracruz para descartar una metástasis, pues al tener antecedentes familiares de cáncer en sus sobrinas, la vuelve más susceptible; el cáncer de mama le enseñó a depurar relaciones tóxicas en su entorno, incluso en su familia, en la iglesia y otros ámbitos, así como a priorizar lo necesario en su vida.
El cáncer de mama le enseño a Rosa Isela a vivir en plenitud y a reforzar el amor propio.
“Fue una prueba de amor propio, aprendes tú a ponerte en primer lugar, porque desde niña nos han enseñado a estar al tanto de los demás, es lo que nos enseñaron las mamás, aprendí a quererme, a valorarme… volví a nacer otra vez, cambia tu perspectiva…dentro de todo esto lo más importante es buscar a Dios, solté todo lo que me estaba dañando”, puntualizó Rosa Icela.
Tócate antes de que te toque
FUENTE: SSA e INEGI
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