Con música salsa y de la Sonora Santanera, los Hermanos Taylor Matus se adelantaron un día para ver la tumba de su padre Roberto Taylor, quien hace tres meses dejara este mundo; entre acordes musicales y lágrimas, es como recordaron a su ser querido, cuyos restos yacen en el Panteón Antiguo de Coatzacoalcos.
“Mi papá era muy alegre, la salsa siempre, eso fue lo primero, la Sonora Santanera… eran muy alegres los dos (sus padres)… me siento bien y mal por la falta de mis padres”, expresó con lágrimas y con la voz entrecortada Andrés Taylor Matus.
Andrés, quien es enfermero en el Hospital Regional Valentín Gómez Farías, acudió al Panteón Antiguo con sus hermanas, quienes también laboran en la farmacia y laboratorio del mismo centro médico.
Desde el primer momento, lo que llamó la atención de la prensa en el tradicional 1 de noviembre no fueron los altares ni las tumbas con flores, sino la bocina a todo volumen con la que iba Andrés.
“No esperamos el Día de Muertos para venir, venimos cada 15 días mis hermanas y yo… Extrañamos a mi papá, lo recordamos… mi familia viene seguida a ver a mi papá y a mi mamá”, remarcó Andrés Taylor.
Andrés celebró que en esta ocasión el panteón estuviera limpio, aunque señaló que no es suficiente ante la cantidad de visitantes.
Tumbas como la de los padres de Andrés tienen la suerte de tener familiares que acudan y los recuerden.
Pero el 1 de Noviembre muestra los contrastes de las coloridas lápidas y otras en las que el paso del tiempo deja ver los estragos en sus estructuras o la basura de tierra y hojas que tienen encima.
No todos los difuntos tienen la dicha de ser recordados y visitados.
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