El colectivo de economistas "México cómo vamos" analizó con un panel expertos las oportunidades del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, en el que destacaron las ventajas que se identifican con el magno proyecto impulsado por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Luis de la Calle opinó que el CIIT puede generar una importante actividad económica si se convierte en la columna vertebral para acercar al sur de México con la costa este de Estados Unidos, donde las exportaciones mexicanas están muy subrepresentadas.
Para ello se requieren servicios ferroviarios de carga en el Istmo, que el segmento occidental del tren Maya llegue hasta Progreso, tráco marítimo regular entre Coatzacoalcos y Mobile y entre Progreso y Tampa.
Los sectores más promisorios son energético-petroquímico basados en renovables, agricultura y agroindustria, así como manufactura ligera. Sería clave también que los contenedores llegaran a EEUU ya desaduanados y que se consiguieran reglas de origen exiles para la exportación de prendas.
"Para que efectivamente logre impulsar la economía local, debe ser integrado a la ruta del TMEC, es decir, de acercarlo al mercado objetivo, que es el de la exportación, sumándose así a la vocación que México ha desarrollado en los últimos 30 años", consideró Rosanety Barrios.
Mientras que Fausto Hernández Trillo, dijo que es bueno que esta administración haya retomado el Corredor Interoceánico y le haya asignado presupuesto, siempre y cuando se haya respetado el proyecto ejecutivo original.
"Es fundamental que el proyecto del Corredor esté acompañado de una política integral de desarrollo para las comunidades y municipios directamente impactados, con el objetivo de que tengan la infraestructura necesaria para que sus poblaciones obtengan las ganancias en bienestar que puede detonar el proyecto, así como para que se minimicen las externalidades no deseadas relacionadas con su construcción y operación", externó Victor Gómez Ayala.
Existen al menos 3 oportunidades para el crecimiento y desarrollo de la región sureste a raíz del proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo, señala el análisis.
En términos de crecimiento, la atracción de IED relacionada con el nearshoring, y para el desarrollo, la implementación de mejores prácticas en los mecanismos de evaluación y consulta social, así como la implementación de políticas públicas integrales en la región en beneficio de las comunidades y municipios impactados.
En el primer caso, existe la posibilidad de integrar esta zona del país al fenómeno global de atracción de inversión extranjera directa relacionado con la reubicación de cadenas productivas (nearshoring), pues la conectividad entre el Océano Pacífico y el Golfo de México puede disminuir drásticamente los costos de logística para diferentes industrias.
En segundo lugar, aunque no ha sido el caso, este proyecto presenta una oportunidad única para el gobierno mexicano en términos de integrar a las comunidades impactadas por el proyecto a través de mecanismos abiertos y transparentes para la evaluación de impacto social, y sus procesos de consulta posterior, a fin de que los proyectos relacionados tengan mayor capacidad de ser sustentables y sostenibles.
Hay que recordar que el corredor del Itsmo es un proyecto viejo. Desde la evaluación de Benito Juárez, de un canal, pasando por Porrio Díaz, hasta la elaboración de un plan con proyecto ejecutivo de Ernesto Zedillo que incluía carretera, línea ferroviaria y modernización de los dos puertos (L Cárdenas y Coatzacoalcos), que no se llevó a cabo por motivos presupuestarios.
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