Este día nos amanecimos con la noticia que la Agencia Fitch Ratings aumentó la calificación crediticia al ayuntamiento de Coatzacoalcos tres escalones más, lo que en lenguaje simple y llano significa una gran hazaña financiera para el gobierno que preside Víctor Manuel Carranza Rosaldo, faltando justamente un mes para que concluya su gestión.
Desde su portal, esta que es una de las instituciones de mayor prestigio en el mundo occidental, explica que la calificación de Coatzacoalcos -en referencia al ayuntamiento- se ajustó a 'BBB (mex)' desde 'BBB- (mex)' en la última revisión.
El aumento en la calificación crediticia fue posible porque Coatzacoalcos mejoró su poder de pago respecto del crédito obtenido en 2017 con Banobras, deuda que, por cierto, la contrajo el gobierno priísta de Joaquín Caballero, disminuyendo el monto original de 350 millones de pesos a 339 MDP, de acuerdo a la evaluación del 30 de junio pasado.
En su desesperación, el exalcalde jamás leyó la letra pequeña y oh, sorpresa, el contrato resultó ventajoso para Banobras por el flanco que se le quiera ver, porque el financiamiento otorgado en noviembre de 2017, cuenta con una afectación irrevocable del 19.23 por ciento de los derechos de participaciones presentes y futuras que en ingresos federales le corresponden al Municipio, derivadas del Fondo General de Participaciones (FGP) y en un porcentaje igual del Fondo de Fomento Municipal (FFM) correspondiente a Coatzacoalcos. Todo un “chile-atole” financiero.
No obstante, y merced a la disciplina en el manejo de los recursos ordenados por el alcalde Carranza Rosaldo, ambos activos fondos son sólidos y presentan un desempeño favorable y superior al crecimiento interanual medio del PIB nacional (-1.1%). El FGP de Coatzacoalcos exhibe una tasa media anual de crecimiento (TMAC) para el período de 2016 a 2020 de 0.18% en términos reales y el FFM una TMAC de -0.39%. Fitch considera que el actual fondo de reserva es robusto por lo que se reduce los riesgos de liquidez y la probabilidad de usarlo es reducida.
Esto no ha sido obra de la casualidad ni magia, es fruto de la estricta disciplina financiera aplicada de manera ortodoxa por el Tesorero Municipal, Mario Humberto Pintos Guillén.
Y el ciudadano de a pie, que poco pudiera interesarle el tema financiero pudiera preguntarse ¿Y en que me beneficia? Va la ilustración:
Suponiendo que, en enero, se presentara una crisis financiera mundial con una devaluación no prevista, Coatzacoalcos se vería afectado con recortes presupuestales que obligarían por ejemplo a las autoridades a recurrir a prestamos bancarios, para poder cubrir servicios como recolección de basura o alumbrado público o para evitar un posible despido masivo de personal.
En palabras llanas, el Ayuntamiento de Coatzacoalcos no aparece en el buró de crédito internacional y mucho menos en el nacional, por una razón sencilla: Víctor Carranza supo renegociar la deuda pública y la redujo, como lo demuestra el más reciente dictamen de Fitch Ratings.
Esta disciplina financiera y administrativa, fue secundada por un frontal combate de la corrupción, mejorando la transparencia y aplicando a pie juntillas múltiples candados a la fuga de recursos materiales.
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