La infidelidad se refiere a la acción de fallar a un compromiso existente, y no solamente se trata de actos sexuales con alguien que no es la pareja establecida.
Sin duda, existe el engaño físico, donde de modo clandestino la pareja va de los besos, las caricias y encuentros eróticos con un tercero. Pero también existe el engaño emocional. En este, se involucran las emociones más que el contacto físico. Hay una conexión profunda con alguien de fuera en donde imperan los sentimientos, las llamadas, la atención, los mensajes y hasta cartas de amor.
También existe el engaño virtual. Tú eres su realidad; de carne y hueso, pero prefiere tener intimidad con su amante de la red. La forma de hacerlo no es lo que cuenta, sino la intención. Es decir, aun cuando el affaire no vaya más allá del monitor, se siente como traición. Hoy en día, la facilidad de conocer personas en los apps, chats, y foros, puede ser una puerta fácil a este tipo de engaño. Finalmente, el rara vez discutido engaño platónico. Duerme contigo, pero... sueña con alguien más. Puede amarte como su pareja que eres, pero quizás otro (a) le provoque fantasías. No hay contacto físico, pero sí pensamientos, sueños y deseos. La fantasía y la realidad están separadas por una frágil línea.
Señales de alerta:
Si sospechas que tu pareja está siendo infiel, y deseas hacer algo al respecto, es importante comunicarte abierta y honestamente, para expresar tus preocupaciones y emociones, pero evita acusar, culpar o hablar de forma definitiva. Habla de tus sentimientos de una forma madura. Además, considera buscar el apoyo de un profesional de la salud mental o de pareja para ayudarte a abordar la situación de manera constructiva y tomar decisiones informadas sobre el futuro de la relación.
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