Sin duda, escuchamos estrés y enseguida lo asociamos con ansiedad, falta
de sueño, inapetencia, mal humor, presión alta…
Digamos que estos son los efectos o síntomas adversos, desadaptativos, pues siendo una respuesta automática (y hasta necesaria) que surge ante situaciones y escenarios tensos, que nos genera energía extra para que de algún modo resolvamos demandas, problemas, contratiempos de la vida y del trabajo.
Este tipo de sentimiento va de leve a moderado, te mantiene activo,
despierto, productivo y eficiente. De ahí que cuando sientas ligeramente
tenso, física y emocionalmente, actúes en consecuencia, sácale ventaja y
afronta con determinación y coraje tus tareas y desafíos que la rutina te
impone.
El también llamado Eustrés es un fenómeno adaptativo y funcional
que enfoca tu mente y energía, dándote empuje y esfuerzo para cierta
acción; por ejemplo, una justa deportiva. Eustrés significa una tensión que
te empuja a redoblar esfuerzos, generando rendimiento extra pero sin
agobiarte o ponerte de mal humor.
Apaga el piloto, recarga batería
El estrés ordena al organismo a quemar la energía suficiente para que cada
quien sobreviva, y resuelva demandas. No obstante, nadie debe estar las 24
horas del día alertas, hay que bajar el interruptor, descansar, reflexionar y
llenar de nuevo tu pila.
3 tips:
Observa, sopesa y decide. Es decir, si vas a gastar energía, hazlo con aquellas cosas o situaciones en las que de verdad puedes influir, cambiar. Y es aquí donde entran tus fortalezas; lo que puedes y no.
Escucha a tu cuerpo. Éste envía señales cuando está comenzando a guardar más de lo que le cabe. Alto, descansa y discierne.
Trastoca el orden. Del estrés negativo al positivo. Cuando te sientas a punto de explotar, para, descansa, respira e imagina para que todos los procesos fisiológicos y hormonales hallen la calma, se estabilicen y obtengas ese equilibrio para comenzar de cero.
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